La imagen de ahí arriba me la paso mi queridísima abuelita ♡ giño giño codo codo ♡ te quiero mucho y espero que disfruten este capítulo jajajajaja
– Odio dermatología. – La cabeza de Natasha choco contra la mesa haciendo que un poco de su capuchino se derramara en la mesa, demasiado cerca de sus libros.
Las cuatro nos encontrábamos estudiando en nuestra cafetería favorita, bueno, tres de nosotras escuchaban los lamentos de Natasha que tenía su libro de dermatología con tantos apuntes diferentes que terminaba mareándome, las demás estudiábamos lo que nos correspondía. Este era mi último cuatrimestre de neurocirugía, pronto obtendría mi título y podría trabajar en el hospital privado al cual mi tío asiste como "el cirujano estrella".
Clara, tan dulce como siempre, estaba tratando de consolar a nuestra amiga que por poco entraba en un estado depresivo. La forma en la que habla y su tratamiento con las personas era capaz de calmar hasta al más histérico de nuestros "pacientes", por lo tanto la cirugía pediátrica le iba como anillo al dedo. Después de todo ¿Cómo no ser buena con los niños si es que tiene siete hermanos, con uno en camino? No creo que yo podría cuidar a tantos mocosos, no soy tan paciente como ella.
– Oye, no digas eso de mi amada dermatología, el que tu no entiendas no es su culpa. – La voz de Abby siempre imponía tanto que hacia callar de una los lamentos de la pelirroja. Era un poco impaciente, pero buena amiga, siempre dispuesta a hacer planes de estudios y ayudarnos mutuamente. Le decimos "mama loba" por cómo nos trataba a todas.
Natasha se incorporó como si nada hubiera pasado y le dio un largo sorbo a su café mientras reía por lo bajo y volvía a mirar sus libros. Termine mi ensayo de examen, y tras pegarle una rápida ojeada a las respuestas que el profesor me había entregado me di cuenta que el 99% estaba correcto. Entrecerré los ojos, no me gustaba esa calificación. Tras mirar mejor que era en lo que había fallado y recalcular un poco me di cuenta que me confundí en algo pequeño de la parte de Enfermedad Vásculo-cerebral Isquémica. Mordí con fuerza mi lápiz para luego dejarlo junto a las hojas mientras me quitaba mis lentes, tendría que practicar más si quería aprobar perfectamente bien el examen.
– Tal vez sea porque estoy nerviosa.
– Te falta tu hombre amiga, no hay nada mejor que el sexo para relajarte.
El comentario tan fuera de lugar de Natasha hizo que la pobre Clara tomara un brillante color rojo por todo su rostro mientras que ocultaba su cara en los libro de pediatría. Obviamente, la pelirroja no dejo de molestar a nuestra pobre compañera con ese tipo de cosas. Rodé los ojos mientras tomaba mi taza de café.
– Tal vez ese aborto de mono tendría razón – no había visto a Risotto en un par de semanas y lo extrañaba como no había extrañado a otra persona en mi vida.
Mire nuevamente el reloj que estaba pegado en la pared de la cafetería con insistencia, habían pasado más de treinta minutos de la hora que solía llamar y aun mi teléfono no había vibrado. Siempre solía ser puntual, a lo largo de las tres semanas en el que había estado ausente, siempre me llamaba a las ocho en punto de la noche, preguntarme si ya había cenado y como es que había ido mi día. Salvo, ayer y en estos momentos.
¿Tendría que llamarlo yo? ¿Estará ocupado? ¿Estará bien? ¿Se molestó por algo? Aun tenia carga en ese pesado ladrillo que me había acostumbrado a llevar a mis secciones de estudio con mis amigas, solo para poder escuchar su voz al otro lado de la línea. No llamo a lo largo del día ¿tendría que ir a su casa y preguntar qué ocurre? ¿Estoy siendo paranoica?
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La sangre de los inocentes
RandomEra una noche oscura, la música desbordaba por todo el lugar, mujeres y hombres divirtiéndose por igual. Quien diria que al aceptar un trago tu vida cambiará por completo. Tal vez fueron aquellos enigmáticos ojos carmesí o aquella aura de respeto y...