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Las calles de Queens estaban demasiado tranquilas. Había pocas personas fuera de casa, no había nada de tráfico, no se veían delincuentes y eso era demasiado raro pero daba igual, parecía ser una noche sin peligros por el vecindario del amigable hombre araña.
Peter estaba sentado en el techo de un edificio ni tan alto pero tampoco bajo, teniendo una vista de lo que pasaba en la ciudad. Habían pasado unas horas de su cita con MJ y se supone que debería estar en casa comiendo felizmente con May y tal vez con Happy pero no, su sentido arácnido o punzada le decían que debía quedarse afuera vigilando el perímetro.
A unas cinco cuadras podía divisar uno de los tantos grafitis de Iron Man, pintado en una pared de ladrillo. Por un lado le reconfortaba mucho saber que el mundo no podía olvidar al mejor defensor de la tierra pero por otro le dolía en el alma saber que todos esos altares y cosas que lo homenajeaban se debían a su muerte. Soltó un suspiro dando una mirada rápida al cielo levantándose de golpe y poniéndose su máscara en el acto. Esos pensamientos lo agobiaban demasiado.
Lanzó una telaraña al edificio más cercano para empezar a columpiarse para llegar casa y descansar un poco aunque imaginaba que le sería complicado conciliar el sueño. En el recorrido pudo observar a unas cuantas personas en las calles haciendo nada importante que involucrara la seguridad del vecindario, iba pensando en nada realmente mientras lanzaba sus telarañas sin embargo repentinamente se le puso la piel de gallina, cosa que le causó un escalofrío, recordándole al momento en el que sintió la presencia de Thanos.
Acto seguido se detuvo en un callejón aterrizando en el pavimento. Trató de no bajar la guardia poniéndose alerta ante cualquier amenaza al acecho. Durante unos segundos sólo estuvo el simple sonido de su respiración y el de unas ratas hurgando en un basurero. Se encogió de hombros, tal vez sólo fue su alocada imaginación de adolescente.
Dió la vuelta y nada más camino unos pasos cuándo un ruido junto con una luz multicolor lo lanzó unos metros chocando con un muro de concreto.
—¡Auch!— se quejó sobándose la nuca, pero inmediatamente olvidó el dolor observando el extraño fenómeno que sucedía frente a sus ojos, percibiendo que también pasaba en las calles que estaban a su alrededor.
