Eraser.

Capitulo 33.

Capitulo 33.

"Finales eternos"

Por supuesto que es difícil mantener la cordura y la fortaleza en algunos momentos de la vida, también es completamente valido molestarte, querer tomar un respiro ignorando el mundo por unos instantes y solo tratar de reconectarte contigo misma, no siempre las cosas van a ser perfectas, ni mucho menos tendrás una vida totalmente tranquila, pero ¿Sabes? Ciertamente eso está bien, con el tiempo y las experiencias vividas, terminas entendiendo que hay cosas por las cuales tienes que pasar para aprender y valorar lo que posees y lo que te rodea, puede que el proceso de ello no siempre sea "amable" contigo, hay veces que necesitas caminar por el infierno para encontrar tu verdadero cielo, solo recuerda jamás dejar de avanzar, sin importar que cansada te sientas, sin importar que tan grave sean tus heridas, porque te aseguro que al final de esa "interminable" tortura, te espera la mejor recompensa, un amor que renace almas, que prende tu corazón en llamas con tan solo ver sus ojos incluso a la distancia.

Miles de pensamientos y sentimientos pasan por tu mente y corazón cuando piensas en ello mientras haces tu camino a "Casa" con una pequeña sonrisa adornando tus labios y ese golpeteo insistente en tu pecho indicando que la distancia cada vez era más corta, jamás hubieras imaginado que serias capaz de experimentar algo así, esa impaciencia por querer llegar y verla abrir la puerta, con esa gran sonrisa y esos labios ansiosos que sin esperar más besan los tuyos, haciéndote sentir lo mucho que te había echado de menos, jamás pensaste lograr ver en un par de ojos, el amor desmesurado, tu cielo favorito colmado de estrellas, mientras te pregunta cómo fue tu día o cuando te dice lo mucho que te ama, hay veces que incluso para ti aun parece una clase de sueño, pero cuando te giras y la vez dormida, totalmente desnuda abrazada a ti y tus dedos recorren con suavidad la piel de su espalda, los mechones suaves de su cabello, caes en la realización de que ella es real, de que es tuya y de qué harías cualquier cosa por seguir manteniéndola segura y totalmente amada, son sensaciones que te hacen agradecer la vida, que te invitan a ser tu mejor versión de ti, ella era la clase de persona que lograba eso, que se merecía todo, incluso cosas que si no existieran, las inventarías por ella.

Jamás fuiste el tipo de persona que prestaba demasiada atención en el "Tiempo" para ti era irrelevante siendo lo que eres, pero con ella has aprendido a valorar y atesorar cada segundo de este aun sabiendo que había tiempo de sobra, pero con ella el tiempo jamás sería suficiente, necesitarías más de una eternidad para amarla, tu anhelabas más que una eternidad a su lado, para seguir haciéndola feliz, para seguir experimentando la calidez de su amor, la suavidad de sus caricias, el dulce sonido de su voz, solo una cosa tenías clara, sin importar cuanto durara, tú te aseguraría de amarla día con día como si no existiera un mañana, como si no hubiera un después.

-Me gusta- Lauren dijo con su voz ronca y un tanto perezosa, haciendo que la castaña se sobresaltará ligeramente, cuando sus miradas se encontraron, ambas se sonrieron, sus ojos bajaron al pequeño cuaderno que sostenía en sus manos leyendo aquellas letras desordenadas, pero donde había derramado su alma - ¿Lo acabas de escribir? – Camila asintió tímidamente, sus ojos siguiendo los pasos de la mujer lobo que se había sentado frente a ella en aquella grande alfombra de la sala frente a la chimenea, Camila suspiró inconscientemente viendo esos ojos que habían sido su inspiración para muchas de sus canciones

-No está terminada aún- Dijo en un hilo de voz bajando la mirada con sus mejillas totalmente sonrojadas, el corazón de la mujer lobo se hinchó ante el estado de la chica, dándose cuenta del por qué de su vergüenza, ella no dijo nada, solo se acercó a ella posando sus labios contra los suyos, manteniéndose allí por un par de segundos, sintiendo su respiración y el aroma de su esencia impregnar sus fosas nasales, Lauren separó sus labios lentamente para luego acariciar su nariz contra la suya