🌻 Kim JongIn era el típico estudiante cerebrito que no tenía amigos y que todos lo menospreciaban por el simple hecho de poder sobrellevar algo tan fácil como los estudios, pero eso no era de importancia él era feliz teniendo la vida que llevaba; c...
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Dos días habían pasado desde aquel encuentro que tuvo JongIn con el sin corazón de BaekHyun, días en que cuando regresaba de la escuela se aventaba a su cama para llorar por los recuerdos que trajeron aquella mención para después levantarse como si nada e ir a trabajar. Supuestamente ya había superado aquello y pasado a otra página de su vida, donde nuevas experiencias esperaban por él y el pasado era olvidado.
Pero no tenía idea que con sólo recordarlo regresaría aquella página y le costaría salir, regresaría a las pesadillas que lo atormentaban por las noches sin dejarlo dormir debidamente. Odiaba a BaekHyun por eso, aunque sabía que no tenía la culpa pues sólo lo había mencionado para amagarle el día, no tenía a alguien más para acusar por no poder superar algo que marcó una parte de su adolescencia. Cuando el culpable claramente era él; en vez de afrontar el problema decidió dejarlo pasar esperando que quedara en el olvido, aún cuando el problema siempre amenazó en estar ahí.
Suspiró cansado por sus pensamientos, no ha podido dormir bien desde aquel día y eso le tenía muerto de cansancio, con la escuela y el trabajo podía derrumbarse de sobreesfuerzo en cualquier momento. Además tampoco se había topado con SeHun en la escuela, ni siquiera le había mandado mensaje y JongIn con su orgullo no le mandaría mensaje. Sentía que el menor se sentía culpable por la gran bocota de su amigo, o también decidió hacerle caso a las palabras de BaekHyun y se alejó de él.
Pero no quería formarse ideas que al final no podían ser ciertas y él sufriría a lo pendejo. Así que esperaría pacientemente que SeHun quisiera volver hablar.
-Hijo, ¿estás bien?- la cansada voz de su madre lo sacó de su ensimismamiento, dejó de jugar con la comida para prestarle atención a la mujer que cada día parecía más vieja.
JongIn sonrió superficialmente, preocupando más a sus padres. -Estoy bien mamá, sólo que la escuela me mantiene muy ocupado.
Y en cierta parte era cierto, los exámenes se aproximaban volviendo locos a los alumnos, y sí bien eso no era un gran problema para JongIn había veces que su cerebro estaba en otros lados como para prestarle atención a los libros, como ahora. Además los incontrolables proyectos que dejaban los profesores lo hacían peor. A veces quería mandar todo a la mierda y abandonar la escuela, pero definitivamente no podía darse ese lujo.
-No te estreses tanto cariño, deberías salir y despejar un poco esa cabeza, aveces debes alejarte un poco de los estudios.- reprendió su padre igual de preocupado, era su único hijo y no le gustaba verlo decaído.
