🌻 Kim JongIn era el típico estudiante cerebrito que no tenía amigos y que todos lo menospreciaban por el simple hecho de poder sobrellevar algo tan fácil como los estudios, pero eso no era de importancia él era feliz teniendo la vida que llevaba; c...
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KyungSoo comenzó abrir sus bonitos ojos por los constantes toques mojados a lo largo de su cuello deteniéndose cuando los desconocidos toques llegaron a su clavícula, un gemido quedito fue expulsado de sus labios por la excitante sensación de dientes atrapando su suave piel dejando una mordida. Definitivamente eso dejaría alguna marca. Cuando sus pupilas se adaptaron a la nueva intromisión de rayos solares, fue donde se percató de la candente escena que tenía prácticamente encima.
El chico de piel dorada se encontraba sentado en su regazo rozando débilmente sus glúteos con la erección mañanera del millonario, sus belfos eran los encargados de dejarle esas suaves caricias. KyungSoo juró que la tostada piel de JongIn pintaba por los rayos solares que se colaban por la ventana, brillaba por la luz recibida. Por inercia el pelinegro dejó descansar sus manos en la cadera del estudiantes haciendo que los movimientos fueran más constantes haciendo jadear a ambos.
Si tener a un JongIn desnudo, con las mejillas arreboladas de un bonito color durazno, sus labios encargándose de depositar delicados y húmedos besos por su piel, significaba tener que olvidar por unas horas el exterior y dejarse llevar por los sentimientos que carcomían su ser, KyungSoo podía repetirlo las veces que fueran necesarias.
JongIn se enderezó dándole la esplendorosa vista a KyungSoo de sus morenos pectorales y esos bonitos pezones oscuros duros gritando por atención; -Buenos días, KyungSoo.- ronroneo el estudiante mirando a el millonario con esos ojos chocolatados, que parecían comerlo enterito.
-Más que buenos.- murmuró el pelinegro inconscientemente, atrapó su labio inferior entre sus dientes en una clara señal de estar encantado por la manera que fue despertado.
Sus resbaladizas manos bajaron hasta llegar al redondo culo de JongIn, no dudó en apretar con cierta fuerza deleitando su excitación con el pecador gemido del moreno que llenó el silencio del lugar, una atmósfera asfixiante de puro calor del bueno rodeaba el pequeño espacio del departamento. Con fuerza empujó sus manos hacía adelante volviendo al constante ritmo de caderas que podían volver loco hasta el chico más puro con sólo verlo, y es que JongIn se veía muy caliente estando encima de KyungSoo balanceando sus caderas mientras su boca expulsaba sonidos obscenos, su cabello apuntando a todas direcciones y las perlas de sudor lamiendo esa piel que prometía más del mil pecados.
KyungSoo jamás se arrepentiría de lo que pasó la noche anterior, esos recuerdos morbosos permanecerían en su memoria por un largo tiempo, haciéndole recordar del grandioso chico que tenía a su disposición.
