🌻 Kim JongIn era el típico estudiante cerebrito que no tenía amigos y que todos lo menospreciaban por el simple hecho de poder sobrellevar algo tan fácil como los estudios, pero eso no era de importancia él era feliz teniendo la vida que llevaba; c...
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La semana de JongIn había pasado súper mega aburrida después de aquella cita de amigos, se la pasó en su cuarto encerrado haciendo los malditos deberes que no pudo hacer el sábado, maldecía a sus maestros por ser tan mierdas y dejarles mucha tarea como si no tuvieran nada que hacer los fines de semana. Como esos viejos pueden disfrutar sus días de descanso hacen que sus alumnos no lo hagan para hacerlos pagar por los estresantes días de labores. Quien les manda a dedicarse a enseñar.
Lunes por la mañana, siendo el día más odiado por todos, JongIn se encontraba desayunando sin ninguna compañía como era de costumbre; sus padres habían salido a trabajar más temprano de lo habitual, desde que descubrieron el sobre se han comportado de una extraña manera. Pico su fruta sin muchas ganas de devorarla para obtener las energías a lo largo del día, todavía no podía olvidar la cara de horror de su madre cuando le preguntó sobre el contenido de aquel misterioso sobre.
¿Qué andaba mal?, su madre le gritó histérica preguntando si había leído el sobre a lo que él negó rotundamente asustado, después de eso lo abrazó rompiendo a llorar. Desde aquel momento decidió callar y no preguntar cosas que no eran de su incumbencia.
Se tomó el jugo de naranja de un sólo trago para así llevar todos los utensilios utilizados al lavadero, viendo la hora en su reloj de mano suspiró satisfecho cuando vio que todavía tenía el tiempo suficiente para no llegar tarde a sus clases después de estar tan sumergido en sus pensamientos. Con su mochila colgada vagamente por uno de sus hombros salió de su casa emprendiendo su caminata a una nueva y cagada semana de clases. Ansiaba las vacaciones de verano para alejarse de sus salvajes compañeros y sus ganas de molestarlo. De seguro muchos de ellos gustaban de él en secreto y esa era la única manera de estar a su lado sin ser juzgados por los demás.
Si como no, sigue soñando.
Se colocó los audífonos conectándolos a su teléfono poniendo la música en aleatorio siendo recibido por las angelicales voces de Exo cantando Love Shot, por culpa de TaeMin había adoptado un gusto auditivo por la música de K-pop, sólo le había tomado unas horas para empezar a conocerlos profundamente. D.O era su bias, tan guapo y caliente. Aunque prometió mantenerse alejado de esas cosas al final no pudo evitarlo, malditos coreanos guapos que jugaron con su sexualidad.
Suspiró resignado por sus raros pensamientos, últimamente se mantenía pensando en cosas sin sentido en vez de fórmulas o álgebra. Eso le pasaba por estar juntándose con personas como TaeMin, de hecho con él era el único que se juntaba y KyungSoo, pero el millonario no era de esa manera tan inoportuna. Hablando de KyungSoo últimamente se mantenía en su cabeza sin intenciones de salir, no ayudaba en nada el peluche y el beso que le dio aquella noche en la entrada principal de su casa, era como si el pelinegro no aceptaba que JongIn lo olvide y hacía lo posible para mantenerse en su débil corazón.
