CAPÍTULO 6: PEQUEÑA CONFRONTACIÓN

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Su respiración se volvía más pesada por momentos mientras sus pies corrían todo lo que podía, no podía creer lo que acababa de pasar, las palabras del chico se repetían en su cabeza y lo peor de todo no era que de nuevo Naruto había entrado de golpe en la mansión del Uchiha y los había visto así. No, aquello no era lo que más le aterrorizaba, sino que los labios del chico le habían hecho sentir algo que jamás había experimentado, un fuerte deseo por tocarle más, que, si no hubiera sido interrumpido el rubio, estaba segura de que hubiera acabado de otra manera.

Sus mejillas se calentaron e intentó descartar esa idea, no entendía qué era lo que le ocurría, ella siempre había dicho que amaba a Naruto, que él había sido su guía, su luz, su faro para no perderse en la oscuridad, no entendía cómo en solo un par de semanas el azabache había conseguido aquellas reacciones en ella. Pero al sentir los labios del morocho en ella había despertado un fuego que no sabía que tenía.

Y, mientras Hinata se comía la cabeza por lo que aquel beso le había hecho sentir en la casa del morocho, Naruto miraba serio a su amigo.

—¿Es cierto? —preguntó directo como solo él podía ser.

Durante estas semanas, había intentado ver a su amigo, regresar a la mansión y preguntarle por lo que había visto aquella tarde, si su relación con Hinata era cierta, pero había algo que le había frenado. Un miedo que no había llegado a ver, junto a unos sentimientos que ni siquiera ahora sabía interpretar.

—No creo que eso sea asunto tuyo.—respondió altivo.

—Lo es.—dijo molesto. —¡Hinata-chan es mi amiga'ttebayo! —vociferó haciendo que Sasuke entrecerrara los ojos y tensara la mandíbula.

—Si sus compañeros de equipo, que son más amigos de ella que tú no han venido a pedirme explicaciones, no creo que te las deba dar a ti.—dijo con autosuficiencia. —Aunque si vinieran, tampoco les diría. Esto es algo entre Hinata y yo.—dijo serio y de manera posesiva.

—Ella no es como las demás chicas, teme, Hinata...

—Lo sé.—le cortó el Uchiha. —Hinata es distinta de las demás chicas. Y es mía.—por alguna razón aquellas palabras a Naruto le hicieron sentir mal, igual que cuando se había enterado hace tres días sobre la supuesta relación de ambos.

Se había estado preguntado por qué todo aquello no le gustaba. No entendía por qué recordaba una y otra vez la confesión de la chica en su pelea contra Pain, donde le había salvado la vida. Jamás se la había respondido. Además, estaba esa molesta y persistente opresión en su pecho que no se iba.

Un extraño malestar lo inundaba y quería borrar esa sonrisa de autosuficiencia de su amigo.

—Sabes que ella está enamorada de mí.—dijo de repente. —Ella se me confesó cuando peleaba contra Pain...

—Conque lo recuerdas.—dijo Sasuke sin cambiar su expresión. —Pero tú nunca le respondiste ¿no? —contestó haciendo que otra vez el pecho del blondo se estremeciera. —No creo que lo esté ya.

Por más doloroso que fuera ese sentimiento sabía que Sasuke tenía su punto de razón, él no le había respondido a su confesión, había huido.

—¿Sabes?, ella fue mi primer beso, y yo fui el de ella, tenemos una relación mucho más antigua que tú con ella. Además, tú quieres a Sakura, no veo por qué te importa todo esto.—dijo con una voz cortante.

La verdad es que Naruto se hacía esa misma pregunta, pero por algún motivo, desde que ellos se habían empezado a ver más y casi no hablaba con la chica se le había formado un vacío en el pecho que no lograba descifrar, solo quería recuperar a su amiga. Se preocupaba por Hinata.

—Solo no la hieras.—dijo el rubio.

—Lo sé, no tienes que decírmelo, yo seré quien protegerá a Hinata.—soltó firme haciendo que Naruto hiciera una mueca que imitaba a una sonrisa.

Bien era cierto que el vacío en su pecho no se iba, pero al ver cómo su amigo y rival estaba allí tan decidido no podía decir nada más, no con sentimientos a medias, Hinata no se merecía aquello. Sasuke tenía razón, él la había dejado cuando no respondió a su confesión, no podía reclamar nada, ni siquiera sabía por qué lo estaba haciendo, había llegado tarde.

—Bueno, teme, eso era todo. Creo que deberías ir a buscar a Hina-chan.—dijo para luego marcharse haciendo que el morocho chasqueara la lengua.

De verdad que le molestaba que el rubio le ordenase algo que de todas formas él pensaba hacer, porque era como si le obedeciese. Pero si en algo tenía razón su amigo era que debía ir a hablar con la Hyuga. Después de todo muchas veces era un tanto torpe, y con el beso de antes temía que se hubiera desmayado en alguna parte. Además, tenía que aclarar de una vez por todas la relación que mantenían.

No pensaba dársela a Naruto ni a nadie, así tuviera que luchar contra toda la aldea.

Ella era suya, incluso si ella aún no lo sabía.

Notas de la autora: Bien, la verdad es que no tengo ni idea de que hacer con esta historia, solo escribo, pero no se que rumbo quiero tomar. ¿Alguna sugerencia?

Primer beso [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora