Prince Kim DongYoung | DoTae 'TaeDo

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Nacido, hijo único de unos padres que solo contaban con unas cuantas ropas viejas y un techo bajo el cual se cubrían de las fuertes lluvias. Hijo único, que siempre se creyó una desfavorable boca más a la cual con el esfuerzo de sus espaldas, sus padres debían alimentar.

Obligado a trabajar antes de conocer el significado de una simple palabra, antes de saber contar o poder inventar mis propios juegos. Un hijo forzado a ser un adulto y superviviente desde el día de su nacimiento.

...Pero no vayan a creer que estoy disconforme con la vida o con quienes me trajeron a ella; quiénes se encargaron de criarme son mis más queridas personas en el mundo, y a las cuales admiro más cada segundo que pasa. Pues, gracias a todo ello, gracias a los trabajos pesados que me obligaron a tener una fuerza más grande que la del promedio de la población y por todas las veces que corrí después de haber robado un trozo de comida para sobrevivir... Hoy tengo habilidad física suficiente para hacer pruebas como caballero real, para así trabajar de ello y obtener una cantidad de oro digna para devolver todo lo que le debo a mis agotados padres.

Siempre que hago pruebas en distintos reinos soy seleccionado, sin embargo, siempre termino huyendo de aquella zona por ser sentenciado a muerte al rechazar el cargo una vez obtenido, por no querer servir a quien me corresponde, pero dime...

¡¿Quién podría servirle a siquiera uno de todos los príncipes que he conocido?!

He visto como algunos ordenan asesinar a sus propios hermanos mayores para quedarse con el trono, he visto como esperan ansiosamente las muertes de sus padres, he visto como derrochan cada trozo de oro que cualquier persona como yo desearía utilizar en comida para tantos días. ¡He visto como abusan de la confianza de cada una de sus sirvientas! Y no me refiero precisamente a 'decirles mentiras'.

Trabajar para ellos, servirles, protegerles y combatir por su vida, te convertiría de inmediato en una persona más sucia que cada uno de ellos; no gastaré ni siquiera una gota de sudor en su defensa.

¿Ideal suena decir eso, no? Pero si quiero ser sincero, como mi corazón lo demanda, he liberado más sudor que lo que liberarían todos los habitantes de mi pueblo natal juntos. Recorrer enormes distancias sin poseer un caballo propio es en extremo exhaustivo; caminar, correr, subirse a ocultas a partes traseras de carretas que llevan carga o robar caballos para luego soltarlos en aquel mismo lugar inhabitado donde pudieran terminar libres, son cosas de mi día a día, para luego ni siquiera contar con un refugio en donde dormir. Y aún peor... Para luego ni siquiera contar con un necesario cargo de caballero.