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*Narración especial*
Omniciente.
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Pues así pasaron los días como ya nombré anteriormente, y el príncipe Dong Young solo pasaba todas sus horas en aquella cama conseguida con tanto esfuerzo por él y por quien ya le abandonó. Aquella cama en la que se encontraba antes de que los caballeros invadieran su pacífico desierto. Aquella que cada día parecía más y más grande al no tener a quien le acompañó en los mejores momentos de su vida.

Aquella que olía ahora a angustia y desgracia, y que por eso mismo había dejado de agradarle, obligándole a salir de ella.

Dong Young merodeó tambaleante por toda la habitación recordando a Tae en cada rincón. Recordando lo feliz que este le había hecho... Y recordando cuanto le había ayudado.

Era inevitable para su mente no ver el momento de su primer encuentro, como también los últimos segundos que sus ojos le permitieron apreciarle... Pero estando en ese hogar, lo que más solía recordar era el período en el que vivieron juntos en él y en ese nuevo pueblo fundado por ellos mismos.

Veía a través de la destrozada puerta del dormitorio la mesa en la que comían juntos varias veces al día, y en su misma habitación se encontraba ese escritorio en el que guardaban todas las hojas de papel en las que Tae-Yong aprendió a escribir correctamente.

Aromas, objetos, papeles.

Él sabía que poco a poco todo perdería ese color tan amigable, y que por su bien más convenía alejar todas esas cosas. Debía deshacerse de ellas.

Sin embargo, hubo un preciso artículo que lo hizo reconsiderar esa idea. Al verlo, la poca estabilidad emocional que poseía desapareció por completo, provocando que salieran a la luz todas esas lágrimas que increíblemente aún seguía guardando.

"Neo Culture Technology"
Fue aquel objeto que llamó su atención.

Prometí que no lo abriría mientras vivieras, ¿No es así? - Decía tan nostálgico quien tomó aquel libro en sus manos y quien lo abrió.

"Querido Príncipe Dong Young"

Fue lo primero que encontró escrito en un papel cuya existencia desconocía.

Sus lágrimas no paraban de brotar.

Y con el esfuerzo de su alma y la respiración pesada... Se sentó en el piso dispuesto a leer lo que su querido amigo le había dejado escrito:

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Querido Príncipe Dong Young:

Creo que si está leyendo esto es porque el día de hoy no estoy pudiendo acompañarle en vida... Lo que significa que no podré protegerle por siempre como había prometido hacer.

Lo lamento, sé que he fallado.

Perdóneme, me prometí a mi mismo que sobreviría hasta en la batalla más ardua, y si he roto esa promesa es porque ocurrió algo en extremo extraño... Algo demasiado grave.

Me parece poco posible ahora escribiendo, pero tal parece que en el momento en el que usted lea esto... Habré perdido mi primera batalla.

Y la verdad es que no me duele el orgullo por haberla perdido, lo que realmente lamento es no poder estar a su lado dándole toda la fuerza que necesitará en estos momentos

Prince Kim DongYoung | DoTae 'TaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora