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Agotador, frustrante, abrumador.
Estoy otra vez en medio de una multitud de hombres que quieren demostrar su talento ante los jóvenes príncipes a los que pretenden servirle.

Nuevamente la prueba consiste en un combate con espadas; nuevamente tengo que pedir un arma prestada por ser el único que no porta una consigo... Y nuevamente, después de todas las burlas soy yo quien finalmente triunfa.

Me siento agotado, pero no física, sino mentalmente. Otra vez tengo que voltear entre medio de aplausos a reverenciar a quien mira desde lo alto de una torre de su castillo, quien probablemente me desagrade y me mande a asesinar.

Pero que extraño, esta vez no veo a nadie ahí...

¡¿Pero dónde está el príncipe Do Young?! -Gritaron tantas señoras al ver su puesto vacío.

Pues bien, al menos ya sé lo primero: Do Young es el nombre del príncipe.

¡Decían que le importaban poco los asuntos del reino, pero esto es el colmo! - Exclamaba algún hombre que parecía adinerado.

¿En manos de él quedarán nuestros futuros? - Gritaba una señora con piel similar a la de una pasa...

¿Qué futuro podría tener ella?

Y señora tras señora, y hombre tras hombre adinerado, entraron en pánico por no ver a quien debió estar presente durante toda esta competición.

Excelente, este príncipe ni siquiera a sus servidores le agrada.

Todo iba de mal en peor, los demás competidores querían agredirme por mi victoria y los jueces presentes ni se interesaban en mí, pues el príncipe perdido era más importante. Estuve a instantes de irme, resignado a tener otro reino al cual no poder ingresar, pero de pronto escuché:

¡Hey, tú! El caballero que ganó la competición, ¡Acércate!, hemos hallado al príncipe.

Allá voy, allá voy, una vez más...

Quiere verte dentro del castillo, aunque te advierto desde ahora que a él parece no agradable nada relacionado con la caballería.- Decía preocupado el hombre que al parecer ya iba en la mitad de su vida.

"Está bien, no tengo problemas"

Salvo por tener que presentarme ante el príncipe con una vestimenta notablemente menos decente que la del empleado peor pagado... Y que sea un príncipe que ni siquiera quiera verme.

ㅡEs por aquí, adelante. Espere un minuto, iré a traer al príncipe, se encuentra nada más que en el salón de este lado.- Decía mientras apuntaba y avanzaba hacia las paredes de la habitación.

Vi como se acercó a una puerta de las muchas que se encontraban en la pared de ese gran salón que parecía una gran sala de estar, pero muy, muy lujosa.

¡Príncipe! Ya le he traído al ganador de la competición, salga, por favor. -Decía mientras daba dulces golpes a aquella puerta de color pastel.

¡Te he dicho que no tengo interés! -Se escuchó gritar de mala manera al otro lado de dicha puerta.

Perfecto: Otro arrogante mal agradecido.

Por favor, su realeza. Es de suma importancia que conozca a quien va a cuidar de usted y cubrir siempre sus espaldas.

¡Que no lo necesito! John Seo, ¡Sabes bien que detesto la idea de que se derrame sangre innecesariamente!

¿Qué? ¿Qué acaba de decir?

ㅡLo sé, su majestad, pero por favor entienda que no tiene porqué derramarse sangre ni violencia, es tan solo una medida de precaución por si es que...

Y de pronto se abre la puerta, y sale un radiante joven... Muy joven. De cabello liso y oscuro, tal como creí que sería su corazón. Algo alto (al menos comparado a mí), tez clara, ojos no tan grandes, fuerte carácter... Sí, muy fuerte carácter...

¡¿Por si es qué?!,- Decía furioso- ¿Por si es necesario desenvainar una espada? No gracias.

ㅡPero su majes...

ㅡPero nada, John, agradezco tu preocupación por mí y tus buenas intenciones, pero por favor dile a quien tienes esperando ahí que se marche inmediatamente, ¿Puedes? Dile que no deseo verle por aquí.

Y de nuevo se cerró bruzcamente aquella puerta.

Brillante, viajé desde tan lejos para absolutamente nada.

Me estaba levantando del lugar en donde ese tal John me había ofrecido asiento para retirarme del lugar, pero...

¡Por favor, aún no se marche!, Sé que fue grosero, pero es joven, aún no entiende que necesita quien cuide que su cabeza se mantenga sobre su cuello. Por favor, joven, espera hasta mañana, espera hasta que lo convenza.

"Disculpe señor, pero él fue bastante claro. Tengo que conseguir un trabajo de caballero lo más pronto posible, y tal parece que aquí no lo lograré. En serio necesito el dinero, no puedo permitirme perder ni un solo día más."

ㅡ¿Quieres oro?, ¡Te lo daremos si esperas aquí hasta mañana!, cenarás mejor que los mismísimos dioses, dormirás como los reyes, pero por favor, no te vayas.

"Lo lamento en verdad, pero por más que suene tentador, necesito algo permanente y seguro, un trabajo, no una paga y cena ocasional, ¿Me entiende?"- Dije angustiado ante los ojos suplicantes de aquel servidor del castillo.

ㅡ¿Qué desea, joven?,- Dijo algo fatigado y exhausto- ¿Un monto más alto de oro?, ¿Reconocimiento por ganar el torneo?, ¿Animales?...

¿Animales?

"¿Tienen caballos?"

¡Decenas de ellos!

"Bien, quiero un caballo, el oro prometido y lo que cueste la cena... Lo quiero en oro"

ㅡ¿Perdone?

"Prefiero no comer y que me den el oro que costaría conseguir aquella cena... No me parece justo que yo esté comiendo eso mientras mis padres mueren de hambre. Prefiero el dinero y así llevárselos" -Dije serio y decidido.

¿Habré ensuciado mi reputación diciendo eso?

T-tendrá el doble de oro... Y además una cena.


Gracias John... No sé quién seas, pero gracias por ser la primera persona cálida y amable que he conocido en los últimos 25 años.

Prince Kim DongYoung | DoTae 'TaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora