✔️Media Luna [CREPUSCULO]

20: Fin

Capítulo 20: Fin

Sentí la necesidad de beber más rápido cuando la voz de Carlisle se expandió en mi fuero interno, y una vez más alguien a quien aprecio me lanzó por los aires. Mi espalda chocó con las duras rocas de la cueva, y justo antes de caer fuí atrapada por Carlisle. No pensaba en nada más que terminar de beberme el caliente líquido rojo que corría por las venas de la chica inconsciente en el suelo.

—Elizabeth... resiste la tentación... no es correcto asesinar a personas solo para saciar nuestra sed.

Estaba rodeada por sus brazos fuertes, eran tan fuertes que me lastimaba, podía escuchar mis brazos fríos crujir ante la brutal fuerza de mi amigo, pero aún así logré soltarme, yo era más fuerte. Esta vez no me detuvo, y en segundos estaba bebiendo nuevamente de la chica. El sabor a sangre volvió a expandirse por mi boca, lo estaba disfrutando, si que lo estaba haciendo, lentamente, sintiendo la sangre diluirse en mi saliva, hasta que ví pasar ante mis ojos la vida entera de la chica, ahora sabía todo sobre ella, su nombre era Karla Crantch. Le gustaba jazz, odiaba a su prima porque era más rica que ella, sus padres la amaban, su color favorito era el amarillo porque la hacía lucir feliz...

Desenterré mis colmillos del cuello de la chica, asustada y con el arrepentimiento en mi corazón ya muerto. Qué he hecho. Carlisle tenía razón, no vale la pena asesinar a un inocente solo por saciar tu sed.

Enfoqué mi visión, aun me encontraba en la cueva húmeda, y en un rincón estaba Alec, el cual me miró interrogativo cuando vió que dejé de beber y que la chica aún estaba viva. No lo miré a él por mucho tiempo, mi mirada viajó a sus manos. Una especie de humo de negro salía de éstas y envolvía a Carlisle. Ver a mi amigo en ese estado terminó de hacerme sentir basura. Sé que Alec lo ha sometido para que me dejara beber, pero lo está hiriendo, su mirada no mira a ningún sitio, parece que estuviera muerto.

Me acerqué a Alec por instinto, tan rápido que no sentí mover mis piernas aunque ya estaba a un lado de él. —¡Qué haces! ¡Sueltalo! — grité al mismo tiempo que lo empujé fuera de la cueva. Llena de pánico me acerqué a Carlisle, estaba un poco ido pero conforme se disipó todo el humo negro volvió a la normalidad. — ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? Oh, lo siento tanto.

Carlisle se levantó sin mi ayuda, miró sorprendido a la chica luego a mí, después buscó a Alec, y lo encontró entrando nuevamente a la cueva con molestía, rápidamente Carl se posó frente a mí protectoramente. El chico se acercó a la adolescente le rompió el cuello y después le arrancó el pedazo de carne que tenía marcado la mordida, la tomó del brazo y  arrojó su cuerpo al bosque, fuera de la cueva. Nisiquiera nos miró cuando dijo:—Aro los espera en Italia. —Dicho eso, Alec saltó por la cueva.

—No vuelvas a defenderme, Elizabeth. —Susurró molesto, ¿a caso he herido el orgullo de un hombre?

—Eres mi amigo y estabas en problemas, ¿qué querías que hiciera, Carlisle?

Sonrió cómo si aquello le hubiese enternecido, así que seguí hablando. —Prácticamente te debo la vida, has estado ahí cuando te necesité. Siempre contarás conmigo, te lo prometo.

Me separé un poco de él, aunque estaba sonriendo logré percatarme que algo lo angustiaba. — No me agradezcas demasiado, Elizabeth. Pude haberte sacado de con los lobos desde un inicio, pero no me atreví a arriesgar a mi familia, lo siento.

—No, Carlisle. No te disculpes por poner a tu familia ante todo, porque eso solo lo hace un buen hombre. Además, al final cruzaste y ahora estoy aquí, y siempre lo estaré, amigo.

Ambos sonreímos, aunque el ambiente se sentía algo incómodo entre nosotros por algún motivo. A pesar de eso no pude resistir recordarle algo que me daba mucha gracia. —Tengo más fuerza que tú, ¿lo has notado?