Uno

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Las revistas que el Antepasado leía nunca se hubiera atrevido a mirar por iniciativa propia,pero más de una vez el viejo shin-jin lo obligó a dar un vistazo. Ver a esas mujeres jóvenes en traje de baño,ropa interior o sin nada puesto que lo hicieron ruborizarse hasta más no poder. Y en ese sentía como un completo pervertido después de haber tomado una,de la habitación del viejo. Buscó un lugar apartado en su mundo para poder dedicarse a lo que lo llevó a tomar aquel objeto de esa forma. Ignoró las imágenes sugerentes,él buscaba los artículos. Pero ninguno le ayudaba con sus dudas o tal vez si,mas no como él quería. Ese revista era inútil,quizá otra. No,no volvería a saquear algo como eso nunca más. Arrojó el objeto al suelo y recargo la espalda contra el árbol bajo el que se había sentado y estiro las piernas. Sus piernas...Que cortas eran. Miró sus manos y ¿Eran tan pequeñas? Nunca su estatura le había sido un problema,de pronto era una calamidad!

Se levantó y fue hasta el estanque a mirar su reflejo. Su rostro redondo,su nariz pequeña,su boca,su cabello,su piel ¿Realmente era así de..? ¿Qué palabras había usado? Tardó un poco en recordarla ¡Adorable e  infantil! Exclamó en su pensamiento. Suspiró resignado y volvió al árbol a sentarse a lo jefe indio. Solía ser más seguro de si mismo antes de conocer a Goku y sus camaradas,cuando se sentía un ser poderoso,un dios capaz de defender la paz del universo él mismo;pero después de darse cuenta que su poder era insignificante en comparación a la de esos mortales su seguridad se tambaleó y estaba a medio caer. Peor fue cuando se dio cuenta de que su desempeño como Supremo Kaiosama era mediocre y su universo tenía una calificación paupérrima. Entonces su amor propio se fue al piso y ahí estaba ahora.

Pero sentirse inseguro de si por su aspecto era el colmo. Tomó la revista y la revisó de nuevo y de nuevo,mas no había nada útil ahí. Como le hubiera gustado hablar con alguien de ese tema, pero ¿Con quién? ¿Kibito? Lo reprenderia.No quería ni imaginar las ideas que le daría el antepasado ¿El señor Bills? Se reiria en su cara (si estaba despierto) ¿El ángel guía de este? Tal vez,pero no lo conocía lo suficiente como para contarle algo así. Cerro los ojos y recordó.

¿Por qué fue a la Tierra? Nada relevante sólo ocurrencias del señor Bills,que una fiesta en casa de la señora Bulma,que aquí y allá,al fin término por acompañarlos,pero el ruido y la comida abundante no era lo suyo. Buscando un lugar más tranquilo donde poder relajarse. Caminó entorno a esa casa,que en realidad era un edificio, y se encuentró con una muchacha vestida con un overol negro y peinada con un cola. Junto con otras personas de igual vestimenta descargaban unas cajas. Ella llevaba una en las manos,pero uno de sus compañeros le puso otra encima dificultandole ver por dónde iba, así fue como tropezó y hubiera terminado de cara contra el suelo, sino es porque él uso sus poderes para detener la caída y dejar las cajas una sobre otra en el suelo, frente a ella. La muchacha se saco la gorra que llevaba y se rasco la cabeza confundida.

-Acostumbrate Ai-le dijo un hombre robusto que pasó junto a ella con dos cajas a cuestas -En este lugar siempre pasan cosas entrañas o hay gente rara ¡Hola pequeño! ¿Que tal la fiesta?

La muchacha,que ahora sabia se llamaba Ai,miro hacia un costado para ver a quién le hablaba su compañero y se encontró con él. Desde la perspectiva de la muchacha de ojos celestes,ese  individuo de traje extraño,pero elegante era un niño que la estaba mirando y se le acercó a preguntarle si estaba bien.

-Si,gracias...No pasó nada-le respondió la muchacha.

-¡Ai,date prisa y ayuda con las cajas más grandes!-le gritaron desde el interior del camión.

-Ya voy. Será mejor que te alejes de aquí,niño podrías lastimarte.

¿Niño? Era de baja estatura,pero que lo llamaran niño era el colmo,sobre todo siendo él un dios. Pudo sacarla de su error con cortesía,pero tampoco se sintió insultado,solo algo incómodo. Se asomó a ver ese pasillo por el que esa jóven y los demás entraban,viendo al fondo una frondosa vegetación. Atraído por eso se interno por aquel corredor y llegó hasta un invernadero. Era un sitio muy agradable para permanecer y lo estaban llenando de cajas. 

La muchacha llamada Ai estaba ahí también,la vio dejar una caja grande en el piso y luego ir hacia un estanque que había en el lugar,se arrodilló junto al agua y hundió las manos en ella para lavarse el rostro. Hacia calor así que no tenía nada de extraño que quisiera refrescarse,pero le tocó apartar la vista de ella cuando la muchacha se abrió el overol para humedecer su cuello y pecho. Una exclamación de espanto lo hizo voltear a verla nuevamente y la encontró buscando algo con desesperación,incluso se interno en las aguas. Lo que fuera que quisiera encontrar era bastante importante. Se le acercó y le preguntó que buscaba,mas ella lo ignoró o no lo escuchó y continuó con lo que hacía. Elevó un poco la voz y está vez ella respondió sin mirar.

-Mi relicario cayó al agua...

-Si las sigue agitando las enturviara y se restará visibilidad-le dijo Shin.

Aquello se ganó la atención de Ai, quien volteo a verlo.

No tenía pensado alardear ni nada por el estilo,sólo hizo uso de sus facultades para levantar el objeto ante los ojos asombrados de la muchacha,que estiró las manos para tomarlo. Se giró a Shin guardando aquel relicario en su bolsillo y un "gracias" le salió de la boca.

-¿Eres un mago o algo así?-le preguntó.

-Se llama telequinesis-le respondió Shin con una sonrisa sutil.

-Ahh... Bueno eres muy amable,
niño ¿Cómo te llamas?-le preguntó Ai al pararse frente a él.

-No soy un niño-le dijo tratando de disimular lo ofendido que se sentía.

La muchacha lo quedó mirando un momento.Él llegaba justo al pecho,sus pies eran pequeños,sus manos y su aspecto...

-¿En serio eres un adulto? Te vez bastante adorable e infantil para ser uno-señaló Ai y se inclinó un poco para mirarlo a la cara y sonreír con de forma jovial.

Corazón de escarcha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora