Veintiséis

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Para Whis todo este lío era otra pataleta del díos. Pero podía terminar mal sino intervenía. Desde el punto de vista del ángel esa muchacha era un beneficio para ambos de muchas formas que Bills podía llegar a entender,
pero que le resultarían bastante "tontas". El dios tampoco podía no haberse dado cuenta que si bien en un principio ella pudo ser algo semejante a una muñeca, en ese momento no lo era de ninguna forma.

Bills lo notó en el instante en que se tomó un minuto para observar a Ai. Esa muchacha tenía alma ahora. No estaba hueca como cuando la conoció. La miró fijamente en forma amenazante y Ai terminó por colapsar bajo eso ojos que penetraron sus pilas para invadir su interior.

El Supremo Kaiosama al sentir el cuerpo de Ai caer se dio la vuelta e intentó hacerla volver en sí, perosin lograrlo.

-Más te vale que esa mujer no vuelva a decaer o no volveré a ser tan comprensivo -le advirtió Bills y le dio la espalda para volver con Whis.

Shin lo miró alejarse y se sonrió. Bills podía ser muchas cosas nada buenas, sin embargo, era un tipo justo. Si bien tenía una postura fría ante la muerte, jamás la impartía sin un argumento, aunque muchos de los cuales sólo él los entendía. De haber querido matar a Ai simplemente lo hubiera hecho cuando llegó.

-Se lo dije. Ella no es ningún peligro, señor Bills-le dijo Whis mirando al dios con resignación.

-No estoy muy seguro de eso,pero parece que el Supremo Kaiosama puede manejarlo bien. Vamos a casa. Tengo hambre.

-¿Puedo preguntarle algo?

-¿Qué Whis?

-¿Seguro esto no tiene que ver con lo que pasó esa vez?

Bills lo miró de reojo antes de responder.

-Eso fue hace mucho tiempo. Ya es asunto olvidado-le dijo.

-Si como no-murmuró Whis-Seguro y aún está enojado por todo lo que pasó y el Supremo Kaiosama ni siquiera se enteró de todo el lío que causó esa persona -pensó Whis.

Con ayuda de Kibito llevaron a la muchacha de vuelta a su habitación. El Antepasado le dijo que sólo cayó víctima de la fuerte presencia de Bills,pues al ser ella una forma de vida que imitaba a la gente de cristal  era extremadamente sensible a las intenciones de las personas.

-Con unas horas de descanso bastará para que de reponga-les dijo Ro-¿Por qué no vaz a ocuparte de tus asuntos muchacho? Yo puedo quedarme cuidando de ella.

-No hace falta-le dijo Shin-Kibito la cuidará ¿No es así Kibito?

El aludido asintió con la cabeza.
Una vez que Shin volvió a sus deberes respiró tranquilo. Su altercado con Bills lo estreso un poco, mas al meditar un rato sobre eso se dio cuenta que le había hecho frente al dios de la destrucción y lejos de reprocharse su temeraria actitud se sentío bastante satisfecho con ello. Ai había causado un cambio en él. Uno bueno y que lo llenaba de pequeñas satisfacciónes.

La muchacha despertó a media tarde sintiéndose cansada y algo aturdida. Dejó la habitación en busca de Shin,pues lo último que recordaba la dejó bastante preocupada, mas Kibito la tranquilizó y le explicó que él estaba ocupado. Le dijo que lo esperar en el templo, pero Ai era inquieta y solicitó permiso para salir al exterior. Kibito se lo permitió,pero en su compañía.

Caminaron por el sendero que llevaba al árbol del té. El paisaje de ese mundo era tan amplio y había una quietud casi imperturbable, pero no había animales. El sonido de sus pasos y el viento era lo único que Ai podía escuchar mientras evocaba lo ocurrido esa mañana. Una nube de tristeza cruzó por sus ojos y bajo la mirada para ver el suelo.

-No te sientas mal por lo que el dios de la destrucción te dijo-le habló Kibito-Con frecuencia tiende a sobre reaccionar cuando siente que su vida está en peligro.

-Él y Shin estaba unidos ¿Verdad?

-Asi es...

-Él decía que yo puedo matar a Shin ¿Tú sabes por qué?

Kibito le explicó detalladamente todo respeto a ella. Según entendio Ai ni siquiera era la imitación de una forma de vida humana,sino de una alienígena y extinta. Mientras oía todo aquello fue descubriendo varias cosas, la mayoría buenas y no pudo evitar sonreír. Para cuando llegaron a la tarima donde estaba  la mesa de té,
descubrieron que Shin estaba ahí. La muchacha corrió a su encuentro y le dio un fuerte abrazo. El estar parado sobre la tarima quedaba más a su estatura. Un abrazo podía ser algo un tanto efusivo,pero Ai era así casi todo el tiempo.

Esos brazos suaves entorno a él tenían otra vez ese calor suave que ella transmitía en su mirada, esa en que se vio reflejado cuando ella se apartó para decirle: "hola" . Los ojos grises de la muchacha volvían a ser de humo travieso que a ratos dejaba  ver un destello escandilante y a momento lo escondía. La sonrisa amplia volvía estar ahí, en esos labios pequeños que parecían haber sido dibujados con un beso  danzante,sutil y dulce. Ai estaba de vuelta.

-¿Tienes un caramelo?-le preguntó la muchacha.

Shin cerro la mano derecha y luego la abrió para ofrecerle dos pequeñas golosinas.

-Tomaré uno. El otro es tuyo. tuvimos una mala mañana...

-Sí,es cierto...

La muchacha se sentó en la tarima y Shin junto a ella. Coincidentemente al mismo tiempo pudieron sus caramelos en sus bocas y se quedaron allí en silencio hasta que Ai le preguntó si esas que se veían en el cielo eran lunas. Shin le respondía que eran un mundos y ella le señaló que era imposible que estuvieran tan cerca. Kibito se retiró y ellos se quedaron allí hablando de cosas irrelevantes por horas y horas, hasta el atardecer.

-¡Llévame a mi mundo!-le pidió a Ai-Por favor quiero ir a la Tierra.

-¿A la Tierra?-le cuestionó Supremo Kaiosama-¿Por qué? Puede ser peligroso,esas personas...

-Pero vas a estar conmigo-le interrumpió Ai-¿No es así?

-Sí,pero...

-Por favor.Quiero enseñarte algo.

Shin terminó por acceder y llegaron a la Tierra al anochecer. Ai le solicitó que la llevará a un bosques por lo que el Supremo Kaiosama le pidió que se sujetará a su espalda para ir volando hacia uno. El paisaje de las ciudades en la noche le resultó bastante llamativo a la muchacha y en contraste,las montañas muy oscuras. Shin busco un bosque en las colinas,habia una enorme luna llena que brindaba una buena luz bajo los árboles.

-¿Este lugar está bien?

-Sí,ahora debemos esperar-le dijo Ai.

-¿Esperar qué?-le preguntó Shin.

-Sólo esperar...

Y esperó. Hablaron un rato,pero la noche los callo paulatinamente
hacia algo de frío, pero nada que Shin no pudiera solucionar.En la madrugada, cuando Shin luchaba por mantenerse despierto,Ai se levantó un momento y cerro los ojos.

-Escucha-le dijo.

Algo aletargdo Shin hizo lo que ella le dijo. Se quedó quieto oyendo.

-No oigo nada-le dijo el Supremo Kaiosama.

-Asi es...es la hora de la noche en que todos duerme, incluso los insectos.Es la hora del silencio más absoluto...es la hora blanca. Es cuando el mundo no habla y las almas escuchan-le dijo la muchacha.

Shin protesto atención a su entorno. No había un solo sonido en el ámbito,el paisaje estaba quieto. Miro Ai que tenía una mano en su pecho,una mirada de nostalgia y una dulce sonrisa.

-Estoy viva-murmuró respirando profundo-¡¡Estoy viva!!-grito con toda la fuerza de sus pulmones, de sus cuerdas vocales,de su cuerpo y de su alma.

-Así es Ai,estas viva...y me alegra que lo estés-pensó Shin.

Corazón de escarcha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora