-Oye Whis ¿Notaste algo extraño en esa mujer?-le preguntó Bills mientras veía a Ai y Shin saludarse.-Creo que ella y la señorita Ai se parecen.
-¡No me refiero a eso!
-Pero se parece- reitero el ángel- También note eso a lo que se refiere, pero eso no es algo que a usted le interese ¿O si?
-Fe todas formas advierte al Supremo Kaiosama. Si esa muchacha sale afectada, él también y por extensión me arrastrará a mi en todo eso-señaló el díos.
-Entiendo, pero por favor no está celoso de ellos. Hacen muy bonito pareja. Son tan tiernos que me provocan comermelos-le dijo Whis meciendo la parte superior de su cuerpo de un lado a otro- ¡Ay! Pero ¿por qué me pone esa cara? Tienen un amor tan puro, tan inocente, tan desprovisto de malicia que es normal que despierten en otros amor o la envidia...
Bills se cruzó de brazos y volvió a la mesa donde estaba.
Fue a la mañana siguiente que el ángel visitó al Supremo Kaiosama, para hablarle de lo que descubrió por casualidad. Shin le dijo que él sabía la primera parte de eso, pero con respecto a lo otro no podía estar seguro si era correcto decirle o no Ai.
-Lo dejaré a su juicio, Supremo Kaiosama -le dijo Whis antes de retirarse.
¿A su juicio? Muchas veces, Shin dudo de su juicio, pero últimamente se sentía más confiando,más seguro de si mismo. Ya no cuestionaba su persona. Algo en él se había fortalecido y lo hacia estar satisfecho con sigo mismo. Por supuesto sabía quién le dió esa fuerza sin siquiera proponérselo. Hace tiempo venia pensando en hacer algo por ella. Algo que le demostrará de forma tangible lo que sentía. Tenía una idea más o menos clara de que, sólo que necesita una instancia apropiada y esa tarde, cuando pensaba decirle lo que Whis descubrió se le presentó la oportunidad de hacer ambas cosas.
En el patio estaba Bulma hablando con Krilin y él los saludo desde la distancia. Al verlo, la mujer le dijo que quería hablar con él un momento. Despidió a Krilin y lo invitó a tomar asiento en una de esas mesas con quitasol que habían allí.
-¿El señor Krilin vino a dar alguna novedad con respecto a la Patrulla roja?-le preguntó Shin viendo fragmentos de los pensamientos de la mujer.
-Si así es. Él considero que era pertinente comunicarle a Ai que la líder se entregó a la policía-le dijo ella- Sin embargo, esa mujer no está en la cárcel sino en el hospital.
-¿A qué se debe eso, señora Bulma?
-A que al parecer ella padece una enfermedad en estado terminal-le respondío la mujer-Ai me contó ella nació de una parte del ADN de Scarlett. En cierta forma ella sería su madre,pero dudo mucho que esa chica la vea de ese modo, sin embargo, creo que merece tener la oportunidad de escoger si quiere verla o no.
-¿Por qué tendría que escoger si verla o no?-inquirió
-Porque ella quiere que Ai vaya a verla- le dijo Bulma- Pienso que usted debería comunicárselo, en vista de la relación que tiene con ella.
Esa última parte se lo dijo con un tono picaresco que Shin respondío con una mirada algo fría y bastante severa, lo suficiente para hacer a la mujer cambiar la intención de su semblante.
-Bueno ¿De que quería hablarme?-le pregunto Shin después de un rato.
-El sábado es el cumpleaños de Ai y me parecío una buena idea hacerle una fiesta. De seguro nunca tuvo una mientras estuvo en ese lugar y pensé que...
Siguió hablando de eso un rato mientras Ai salía y una vez la chica lo hizo, se retiró enseguida junto al Supremo Kaiosama, despidiéndose de Bulma amablemente. Él podía llevarla a donde ella quisiera y ella quería ver la tierra, el mar,ver las montañas, ver el desierto y los campos. Siempre iban a un lugar distinto. A veces poblado, a veces desierto y se pasaban allí horas hablando, mas la mayor parte del tiempo era Ai quien le contaba cosas de su vida en la base. Shin pocas veces compartía algo y cuando lo hacía, era de forma muy resumida. Cuando ella le cuestionaba aquello decía que la aburruria.
-Pero debés haber visto muchas cosas ¿No? Has vivido millones de años. Seguro tienes millones de historias almacenadas en tu memoria-le dijo Ai.
-Bueno eso es verdad, pero son historias de otras personas y me sentiría como un chismoso.
-Eres un dios, Shin. Tú no chismoneas, tú comentas-le dijo Ai con una sonrisa divertida.
-No me parece apropiado hablar de alguien más. Bueno tal vez si es una leyenda o algo así,pero...
-¡Eres demasiado formal!-exclamó Ai cruzándose de brazos y apartandose de él un poco.
Abrazo sus rodillas y escondió el rostro entre ellas.
-Tú eres algo imprudente, a veces-le réplico Shin apoyando su rostro en su mano y en la misma actitud que ella mirar a otro lado.
-Eso es excelente porque de no ser así nunca hubieramos acabo de este modo-le dijo ella.
-Pero fui yo quien te invito a salir-le señaló Shin.
-Yo lo hice dos veces antes -le respondió ella -Y sino te robo ese beso nunca hubiera sucedido.
-Pero si te explique que...-la muchacha estaba otra vez a su costado y al verla tan cerca se quedó callado.
-Eso lo sé -le dijo adivinando lo que él iba a decir- Y lo aceptó, ademas yo no soy un humano convencional.
-Eso nunca me a importado-le dijo Shin y busco el regazo de la muchacha-¿Sabes Ai? Hay algo de lo que nunca he hablado con alguien...
-¿De qué?-le preguntó ella, paseando sus manos por el cabello de él.
Majin Buu mato a dos de sus compañeros y absorbió al otro como también a su maestro. Luego él mato a Bibidi. Una historia que todos conocían, pero había algo que en ese entonces no hizo y que aún no hacía; llorar por sus compañeros caídos. Un Supremo Kaiosama debe ser siempre compuesto, equilibrado; distante. No involucrarse emocionalmente, pues aquello nubla su buen juicio y no le permitiría actuar apropiadamente. Eso fue lo que de le enseñó; al verse sólo simplemente tomó aquello como un mandato reprimiendo todo su dolor, frustración y culpa por haber sido él quien sobrevivió y adjudicandose la responsabilidad del detener a Bibidi y su demonio. Reprimido, así era Shin. Siempre tratando de mantenerse calmado, de no perder la cabeza, de mantener la compostura y tendiendo a tomar más responsabilidad de la que le correspondía. Como si él y sólo él pudiera encargarse de todo. Asi fue de hecho hasta que ocurrió el despertar de Majin Buu en la tierra. Hasta ese momento él había podido con todo, pero descubrir que no era capaz de hacerlo tan subitamente fue un impacto que removió ese dolor alejado y todo eso lo hizo lo hizo tambalear su postura divina. Esto fue lo que Shin le dijo a Ai esa tarde en el prado.
Era sin duda algo muy íntimo. Algo que de no sentir lo que sentía por ella jamás se hubiera atrevido a contarle. El vestido que llevaba la muchacha comenzó a humedecerse por las lágrimas que caían de los ojos del dios que en ese regaso encontró el descongestionante a todo eso que venía ensombreciendo su corazón. Se levantó para secarse las lágrimas con un pañuelo que hizo aparecer, pero entonces los brazos de Ai lo rodearon para llevarlo hacía su pecho cosa que lo desconcertó un poco, pero era sin duda un lugar muy confortante donde permanecer, donde respirar, vivir y morir. Un sintió amplió que podía menguar cualquier dolor y tristeza. El bálsamo absoluto, mas si ese sitio no era suficiente tres palabras si.
El Supremo Kaiosama amaba Ai,se lo reconoció a ella y a él mismo,pero faltaba algo que sentía y veia asomarse en esos ojos grises...-Te amo, Shin-le dijo Ai.
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Corazón de escarcha.
FanfictionShin se enamora de una muchacha terricola que guarda más de un secreto que terminara por arrastrarlo a él y a otros a una peligrosa aventura.