Capítulo 1

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—Howard me ha hablado mucho de ti.

Abraham Erskine, sonrió ante la dulce escena frente a él.

Tony y su cachorro jugaban con una gran sonrisa en los labios, ignorando, la situación en la que el mundo se encontraba.

—Espero que cosas buenas. —Anthony mantenía un brillo tan característico en sus pupilas; Picardía.

Igual a la de Howard.

—Oh, por supuesto. —El Beta, camino hacia ellos. Lento, como si temiera espantar el aura de inocencia y pureza del pequeño—. Eres su mejor creación.

El Omega sonrió con cierta incredulidad.

Peter rápidamente tomó confianza con el Doctor.

Era un niño muy risueño e inteligente.

—Es muy tierno. —Abraham dirigió su sabía mirada al castaño—. Debes estar muy orgulloso de él.

—Mi esposo y yo lo estamos. —Aclaró sonriendo con sinceridad.

El hombre de edad avanzada asintió.

—Así qué es cierto. —Continuó—. Decidiste formar tu propia familia.

—Es lo que todos buscan es estos tiempos. Yo tuve la oportunidad y me aferre a ella.

—Aun cuando tu padre no estuvo de acuerdo.

—Era mi vida, no la de él. —Tony mantenía firmeza en cada una de sus palabras.

Stark sabía que no hubo mejor decisión que esa.

Tenía a dos personas por las cuales dar todo... Tenía un Alfa que lo amaba sin importar nada y un cachorro que le daba la felicidad que tanto necesito.

—¿Es un buen Alfa?

—El mejor. —Suspiro ante el recuerdo de su tierno rubio—. Es un hombre que no se vale por su apariencia, sino por su corazón.

Abraham lo miro orgulloso. Anthony Edward Stark era un Omega único.

—Debe ser especial... Muy especial.

El cachorro bostezo. Tony inmediatamente lo tomó en brazos.

Erskine sentía la nostalgia fluir por su cuerpo. Él hubiera deseado tener eso, una familia, hijos, pareja... Pero el deber era eso... Un deber.

—¿Qué sería capaz de dar por mantener a su familia con bien?

—Es precisamente de eso de lo que quiero hablar, Doctor Erskine. —Tony acostó a su hijo en la gran cama y volvió con el Beta—. Quiero ayudarlo con el suero.

Abraham fruncio el ceño ante la declaración.

—Creí que era un secreto.

—No existen secretos para mi. —El Omega levanto la barbilla seguro de si mismo—. Estoy dispuesto a darle todo mi conocimiento, con tal de terminar esta guerra y proteger a mi familia.

El Beta lo miro por unos segundos, bajo la mirada y pensó que tal vez... Ellos tenían una pequeña esperanza.

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