Capítulo 13

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Tony había permanecido ocupado con la instalación de la cápsula, la verificación del suero y con las órdenes que Phillips le daba.

Ese hombre se había ganado su odio.

Steve, por su parte, lo iba a ver en las noches. Siempre con un emparedado o un café que sabía horrible.

Anthony jamás le dijo sobre su creciente incomodidad con la agente Carter.

Eran celos sin fundamento.

—Adelante. —Esa noche estaba más que cansado. Sólo dos días faltaban para la aplicación del suero.

—¿Cómo te fue hoy? —Steve entró con las manos atrás. Éste sonreía con emoción.

—Bien. —La respuesta había sido más cortante de lo normal.

Aún no podía sacarse de la mente esa pequeña espina que se encajaba más y más en su cerebro.

—... ¿Seguro estas bien? —El alfa se acercó para verlo fijamente.

Tony escapo de su mirada.

—Si, lo estoy.

Rogers bajo la mirada. Suspiro mientras le tendía una hermosa rosa.

—... Le pedí al Doctor Erskine que me la consiguiera. —Tony lo miro sorprendido—. Quería regalarte aunque sea un bonito detalle.

El castaño sonrió con sinceridad y tomó el bonito obsequio.

—Gracias, Steve... Yo...

—Tony... —Sintió que su rostro era tomado por dos delgadas manos. Sus ojos se encontraron con esos que tanto alucinaba—, eres el Omega más hermoso que he visto en la vida.

Anthony se quedó sin palabras.

Trago el nudo que se le hizo en la garganta.

—¿Por qué eres tan jodidamente perfecto?

—Tony, cuida tu lenguaj...

El castaño se aventó a los brazos de su rubio.

Beso con fiereza los labios de su pareja y los mordió como tanto deseo.

Su aroma se hizo más fuerte. Los sentidos de Steve estaban aturdidos por la cantidad de calor que ahora sentía en su sistema.

Tony lo estaba seduciendo.

—Tony...

—Lo siento, ya no aguanto.

Sin más, sentó al Alfa en el catre y le bajo el pantalón junto con la ropa interior.

—Espera... Tony...

El Omega tomó el miembro de Rogers y lo tragó.

Steve soltó un jadeo ante la repentina sensación. Tiro su cabeza para atrás y cerro los ojos.

El castaño chupo el pene del hombre de ojos azules. De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

Sintió que sus cabellos eran acariciados.

Subió al glande y los rodeó con su lengua, luego con sus labios y terminó por succionarlo.

Rogers en este momento estaba viendo estrellas.

—Agh... ¡Tony!

Su pene entraba y salió de la boca del Omega, ninguno de ellos estaba dispuesto a parar.

—... Tony... ¡Ah!... —El rubio marco un ritmo más acelerado. Anthony se lo permitió.

El clímax lo alcanzó.

El genio agradecía que no estuviera en celo, porque de ser así, el nudo hubiera sido un problema.

—Tony... Eso fue... Tú...

Sin responder, el moreno se subió en el Alfa y se restregó.

Steve sintió la erección de su Omega. Llevo las manos hasta ese punto y lo acarició con fuerza y rapidez.

Tony después de lo que fueron minutos se libero. Había soportado mucho tiempo y ahora estaba muy sensible.

—¡Steve! —Se vino en la ropa, mientras el delgado hombre no dejaba de besarlo.

Ambos continuaron con las caricias.

—Te amo, Tony.

El genio sonrió para recortarse en el cuerpo de su pareja. Eso lo tranquilizado a niveles inimaginables.

—Más te vale que así sea Rogers.

El rubio sonrió. Paso sus brazos por el cuerpo del castaño y beso su cabellera.

—Eres mi razón de vivir, Tiny.

El Omega empezó a reír.

—¿Vamos a iniciar con los motes, Stiff?

Los dos sonrieron.

Anthony se sentía más seguro ahora.

—Necesito un baño ¿Me acompañas? —Ofreció coqueto el hijo de Howard.

El más bajo asintió... Tal vez, podrían liberar estrés. 

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