Capítulo 18

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Steve Rogers sentía su cuerpo cambiado.

Tanto externo como interno.

Sus sentidos se agudizaron, sus músculos ahora eran existentes y su sistema trabajaba con mayor velocidad.

Su aroma se alteró.

Por un momento no pudo controlarlo.

—Lo logró... —Howard parecía hablar más para sí que para él.

Abraham lo miraba con orgullo y una genuina felicidad.

Peggy junto con varias enfermeras se acercaron a verificarlo.

En cuanto trataron de tocarlo, soltó un gruñido desde el fondo de la garganta en advertencia.

No quería cerca a nadie que no fuera Tony.

Inmediatamente buscó con la vista a su Omega.

Éste se encontraba arriba, mirándolo con sorpresa y tratando de reconocerlo.

Él simplemente desplegó su olor llamándolo.

Ambos no dejaban de verse.

Un disparo los saco de su mundo.

Todo el mundo se alteró, Abraham fue víctima del ataque y Steve salió en busca del mal nacido.

—¡Doc!

Tony corrió hacía el cuerpo del Beta.

Éste no respondía por más que Anthony lo agitará del hombro.

Howard cubrió a su cachorro con su olor y sus brazos.

El Omega aceptó el gesto, mientras sentía las lágrimas acumularse en los ojos.

—Esto no debía de pasar...

—Tony...

—Murió... Papá...

El Alfa dejó que su hijo se recargará en él, al momento en que los médicos llegaban al cuerpo sin vida de Erskine.

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—¡Papi! —El pequeño se aferró a la pierna del Omega— ¿Cómo te fue? —La sonrisa del niño logró calmarlo.

Sin decir palabras, abrazo el cuerpo de su cachorro y beso sus cabellos incontables veces.

—Te amo, Peter.

—Yo te amo más, papi.

Tony ahora entendía que la guerra no era ningún juego.

Tenía que proteger lo que más amaba.

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