Coyuntura

Capítulo 34

Steve, Peggy y Bucky se dirigían hacia la nave que estaba apuntó de despegar.

En ella iba Johann Schmidt.

El Capitán estaba dispuesto a ir por él, incluso en el mismísimo infierno de ser necesario.

—¡Espera! —Peggy lo detuvo del brazo antes de que se colará en la nave—. Promete que regresaras.

Rogers la miro con seriedad.

—Punk... Juro que si no lo haces, voy a entrar contigo en esa maldita nave.

—Mantenganse a salvo, guíen a las tropas fuera del lugar y no dejen que nadie escape.

—¡Steve!

—¡Siga mis ordenes, Sargento! —James apretó la mandíbula y asintió.

El Alfa de mayor rango, se coló en la nave, dejando atrás a dos angustiados soldados.

El rubio examinó el lugar.

El ácido aroma del otro se encontraba en todos los rincones.

Johann, estaba decidido a acabar con toda una población de ser necesario.

—Veo que no se da por vencido. —El líder de Hydra pareció de entre la sombras atacando al soldado.

El Capitán regreso los ataques con un objetivo en mente. Terminar con él y hacerlo pagar.

Los golpes eran violentos y ninguno de los dos cedían.

—¿No le basto con perderlo todo? —Johann recibió una  puñetazo en la cara que lo tiro al suelo. Steve no perdió tiempo y lo inmovilizó mientras le soltaba golpes certeros— ¿Ahora que hará Capitán América?

La risa burlona del sujeto sólo logró enfurecer más al rubio.

—¡Eres un mal nacido! —El soldado le dio un golpe en la mandíbula, ocasionando que la sangre corriera por los labios de Schmidt—. De aquí no sales vivo...

—Hágalo... Ellos no van a regresar...

Encolerizado, Steve soltó el último golpe, dejándolo inconsciente.

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Bucky y Peggy se mantenían al tanto.

La mayoría parecía estar bien, Phillips pasaba lista a sus hombres.

—¡Señor, el Capitán!

Peggy inmediatamente se dirigió al área de comunicación.

—¡Steve! —Bucky se posicionó al lado de Peggy.

—Tengo que hundirla. —Rogers estaba del otro lado tratando de pilotear la gran nave.

—¿Qué? —La Omega miro al sargento—. Danos tu ubicación, mandaremos ayuda.

—No hay tiempo. —Peggy negó.

Esta vez fue Bucky el que interfirió.

—Escúchame bien, pedazo de terco... —Barnes trago el nudo en la garganta—, más te vale planear algo que no incluya muerte, porque te juro que iré por tu cadáver y te daré unas buenas patadas en el trasero.

Steve solo empezó a reír.

—... Espero lo encuentres.

—¡Maldición, Steve! ¿Crees que Tony estaría contento? —El sargento sentía sus ojos arder—. Hermano... Tony y Peter siempre dieron todo porque fueras feliz.

—... Quiero verlos, Bucky... —Se escuchaba la voz quebrada del rubio—. Quiero ver a Tony una vez más... Quiero que me sonría y me diga que me ama...

—Steve... —James retuvo el llanto. Peggy callaba los sollozos.

—Tony y mi cachorro ya no están...

Margaret salió de la Sala.

James, por su parte miraba por todos lados buscando una solución.

Habían matado a Steve Rogers.

—Vuelve, hermano... No te dejaremos solo.

La comunicación se corto. Barnes no hizo otra cosa más que hundir la cabeza entre los brazos.
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Steve respiraba entre cortado.

La nave estaba descendiendo en el Ártico.

Miro su amuleto.

Sonrió ante la foto de su castaño, recordaba perfectamente la primera vez que lo vio... Supo que ese Omega sería su vida entera.

—Te amo, Tony.

La nave por fin se estrelló en el océano.

El agua destrozó la cubierta y hundió la máquina.

El Alfa sintió como su cuerpo era arrastrado hasta el fondo del mar y como el frío calaba en los huesos.

La risa de su cachorro se escucho en el mar.

Steve cerro los ojos dejándose llevar por el sueño.

—También te amo, Steve.

La voz de su Omega inundó sus oídos, antes de caer en la inconsciencia.

Una lágrima, se perdió en el inmenso océano.