06. Sentimientos.

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["Me haces sentir cosas sin ponerme un dedo encima."]

2002

El padre de Temo se paseaba por el vidrio de los cuneros, donde el pequeño Temo descansaba aún en el hospital. Pancho, lo miraba con alegría, era la única pequeña luz que le quedaba, ese único pedazo del ser de su esposa recién fallecida. Se mantenía de pie y con fuerzas para seguir adelante gracias al pequeño Temo.

 Se mantenía de pie y con fuerzas para seguir adelante gracias al pequeño Temo

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-Yo sé que tú eres un niño muy especial.- Dijo, pegado al cristal y mirando a su bebé del otro lado. -Siempre voy a buscar tu felicidad y que esa sonrisita jamás se apague.- Agregó, dejando caer una lagrima en su rostro.

Ansiaba poder llevárselo a casa por fin, cargarlo entre sus brazos, cuidarlo y tenerlo cerca.

El recién nacido, cerraba sus ojitos poco a poco, dejándose ganar por el sueño. Apenas los abrió, unos brazos ya le sostenían, su respiración no se agitó y sus latidos estaban en calma. Su madre lo estaba cargando, ella lo arrullaba, le cantaba y le daba pequeños besos en su frente. El bebé no tenía noción de lo que era la paz, sin embargo la estaba sintiendo en todo su explendor.

 El bebé no tenía noción de lo que era la paz, sin embargo la estaba sintiendo en todo su explendor

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-Te amo.- Pronunciaba su madre. El bebé no entendía, pero sentía, estaba sintiendola.

Esa fue la primera vez que Cuauhtémoc soñó con su madre.

[...]

2017

Pasó una semana, y desde entonces, Audifaz tuvo la oportunidad de hablar con su cuñada Blanca, para poder rentarle el departamento vacio del edificio a Temo. Mientras tanto, Cuauhtémoc comenzó a trabajar en una tienda de ropa, como le había mencionado a Aristóteles.

Temo comenzó a acostumbrarse a su vida en Oaxaca. Tenía trabajo, dinero, y pronto podría inscribirse tal vez a la universidad; sobre todo, lo único más importante para él, era tener a Aristóteles a su lado. Podía cambiar toda su vida, incluso arriesgar su propia historia, a cambio de darle a Ari una oportunidad más de vivir su vida.

Aristóteles iba cada día después de la escuela a ver a Temo a su trabajo, por supuesto con sus excepciones. Normalmente, esperaba dos horas mientras tonteaba en la plaza, o mejor aún, llevaba de vez en cuando su teclado, y tocaba al aire libre. No le molestaba esperar el tiempo que fuera necesario, estaba acostumbrado a hacerlo y la verdad es que así lo prefería, pensaba hacer lo que fuera necesario para estar con Temo y pasar un rato agradable juntos.

 ¿Qué estás dispuesto a hacer? ; Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora