18. Recuerda.

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[“Recordar es lo que nos reconecta con nuestra esencia, con nuestro origen”]

2020 

—¿Recuerdas cuando me pediste que fuéramos novios?— preguntó Cuauhtémoc, sosteniendo firme la mano de Aristóteles, mientras caminaban a tientas de la oscura calle.

—¿Qué-qué?— preguntó de nuevo.

—Que si recuerdas cuando me dijiste que "somos Aristemo".

—Ah, claro ¿por qué no lo recordaría? — Aristóteles se mostraba potencialmente distraído, volteando a los lados con cautela  —es mi día favorito.

—También el mío— aseguró Temo —¿qué sucede?— detuvo su paso y lo miró a los ojos —¿por qué estás tan distraído?

—No es nada, me aseguro que vayamos bien— le dijo, aunque no logró convencerlo del todo.

Continuaron caminando por la calle, el frío comenzaba a calarles y Aristóteles se continuó comportándose extraño el resto del camino. Había cierto temblor en sus manos y aunque Temo no lo percibía, en su rostro habitaba la inquietud.

—¿Sabes que te amo?— le dijo Ari, deteniendo su camino y tomando el rostro de Temo, haciendo que lo mirara.

—Lo sé, así como sabes que yo te amo a ti— le respondió calmado, aunque intrigado por la extraña actitud.

—Pero quiero que lo recuerdes, que lo hagas siempre, nunca dudes de mi amor— le habló un poco más apurado, a decir verdad preocupado.

—Lo voy a hacer, Ari— sonrió más calmado.

Aristóteles se acercó y dejó un suave beso en sus labios, que a pesar de su estado de nerviosismo, puedo depositar con tranquilidad; aquel beso fue seguido por uno intenso que ambos continuaron. Había algo poderoso en el instinto que los labios de ambos despertaban.

—Te amo, Cuauhtémoc— susurró al separarse —vamos a casa— su voz sonaba calmada al fin.

Continuaron su camino, lograron caminar apenas unos metros más, hasta que ciertos pasos apresurados se hicieron escuchar detrás de ellos.

—¡Ahí están ese par de maricones!— Aristóteles se quedó helado, con la respiración agitada... Sabía lo que vendría.

[ … ]

2018

Querido Aristóteles.

No estaba seguro de cómo comenzar a escribir esto, porque de sólo revivirlo en mi mente y de pensar en cómo plasmarlo en un papel, me hace sentir intranquilo, aun cuando ya ha pasado mucho tiempo y aunque estés aquí, vivo. Lamento toda esta confusión, lamento haberte mentido y haberte asustado cuando encontraste todas esas cosas resguardadas; entiendo tu miedo, es tan extraño haber encontrado todo eso, de verdad lo entiendo. Necesito que sepas la verdad, por mucho que deseé protegerte de ella, en algún momento tendrías que saberlo y ese momento es ahora.

Te conocí en el 2018, sí, en este año pero yo tenía 15 años, al igual que tú. Nuestra historia fue tanto difícil como mágica, pero sin duda terminamos enamorados, sumamente enamorados. Creí que podríamos permanecer el resto de nuestra vida juntos, pero la vida no es lo suficientemente justa conmigo ni con nadie; a la vida no le bastó con arrebatarme a mi madre cuando nací, también me quitó al amor de mi vida justo cuando apenas estábamos por despegar nuestros sueños. No te mentí... Emilio existió, pero ese fue el nombre que decidí darte para poder contártelo... Emilio eres tú. Moriste una noche de Junio del 2020, el peor día de mi vida, moriste entre mis brazos de la forma más injusta, moriste y no pude hacer nada para evitarlo...pero ahora entiendo que así lo decidiste tú.

 ¿Qué estás dispuesto a hacer? ; Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora