Qué bonitos eran sus latidos, y qué fuerte se oían, o mejor dicho, se sentían, pues al tener mis manos en su garganta, apretándola con fuerza, su ritmo cardíaco se apreciaba con precisión entre mis agarraderas.
Qué bonito era el silencio, y qué tranquilizador era, o mejor dicho, es y será, pues no habrán más latidos en ningun lado, ya que ningún corazón continúa trabajando cuando el cuerpo muere.
Y el corazón de aquella persona que alguna vez en el mío habitó, a quien con mucho amor cuidé, ya no emitía palpitaciones.
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📖Pequeñas Historias📖 [TERMINADA]
Short StoryMuchas historias se gestan en mi cabeza, y aquí es donde vengo a compartirlas. Desde tristes amores a emocionantes aventuras románticas, todos aquellos relatos que no son lo suficientemente largos como para escribir una novela, pero no son lo sufici...