—¡Corran, que allí viene!— vociferaba Eliot, el capitán de la sexta cuadrilla de exploradores.
Un hombre rubio, de ojos verdes y cuerpo tonificado, subía corriendo a la nave, seguido por una mujer de figura moldeada, con cabello negro y ojos celestes, ambos con las ropas casi destrozadas completamente.
—¡Eliot! ¡¿Dónde está tu novio?!— trató de saber la mujer, de nombre Eva.
—¡Él acompañó a Mara y su esposa, se desviaron del curso y me confirmaron sus coordenadas recientemente, los acompañaré cuando ustedes hayan despegado!— les explicó el chico de rojizo cabello hecho un nido de aves sobre su cabeza, aunque sin llegar a ser desprolijo.
La puerta de la cápsula se cerró y Eva se sentó en una de las sillas que allí había, para empeñarse en confirmar las coordenadas y, porfin, despegar hacia un planeta con una atmósfera sustentable para ellos dos, pues era la única pareja de su planeta rojo -aprte de Elito, su novio, Mara y su esposa- que había sobrevivido a las deplorables y nada buenas condiciones en las que su mundo se había sumergido.
El hombre, Adán, se encargó de enviar sus coordenadas a Elliot.
—Sólo espero que esten bien, ¿Sabes ya algo de tus padres?— decía Adán.
-Papá llegó a salvo a Kepler, antes de salir me confrimó que el suelo es apto para plantar, solamente hay que tratarlo con esmero, mi madre... bueno, ella no llegó, enloqueció antes y papá la tuvo que abandonar en Titán porque quería prender fuego la nave— se tomó el tiempo de explicar, pues el viaje que les mantendría con vida hasta Venus, iba para rato.
—Lo siento mucho, habrá sido difícil para tí, ¿Verdad?— se disculpó, pues de no haber tocado ese tema, las lágrimas que ahora se derramaban de los ojos de la pelinegra, no estarían allí.
—No tanto, te tengo a tí— sonrió ella.
Las turbulencias espaciales no se hicieron de esperar, desconcertando a los tripulantes, ya que en su cursor no maracaba ninguna turbulencia.
—¡Uno de los motores se dañó al despegar!— avisó Adán al revisar en uno de los paneles el estado de la nave.
—¡No podremos arreglarlo sin aterrizar, sólo faltan unos kilómetros!— avisó.
—¡Pero el planeta al que te dirijes está lleno de dinosaurios, nos comerán antes de que podamos siquiera salir!— gritó alarmado al ver las nuevas coordenadas que Eva fijaba.
—¡Sujetate!- le ordenó ignorándole, tras enviar a modo de emergencia sus nuevo destino a sus amigos, pues unos escasos metros le separaban de la atmósfera terrestre.
El calor comenzó a aumentar al entrar en la atmósfera, pues ésta cubrió con fuego a su nave, ya que la misma iba demasiado rápido.
Al ser inmensa las magnitudes de la cápsula, el estrello contra la superficie terrestre fue algo sin precedentes, tanto para los humanos, como para todas las formas de vida restantes en el planeta al que ellos llegaron, a invadir, a conquistar, a destruir.
No es que dos seres humanos pudiesen arruinar sólos un planeta, pero pronto llegarán su amigo pelirrojo Eliot junto con su pareja de piel oscura llamado Zéus, la chica albina Mara y su esposa portadora tanto del nombre Nerfetiti, como de ojos amarillos -algo común en Marte pero que en el futuro sería sumamente extraño-.
Ninguno poseía maldad, todos estos humanos eran súmamente inocentes, y se preocuparon mucho por tratar de salvar a los dinosaurios que sobrevivieron al cataclismo, pero finalmente perecieron.
Los seis tuvieron muchos hijos -aunque biológicamente todos eran de Adán y Eva pero las otras dos parejas adoptaron a varios-, criaron de la mejor manera posible a su descendientes, enseñándoles todo lo que pudieron con la poca tecnología que aún poseían.
Pero de igual modo, la maldad nació del ser humano, y se fue propagando, afectando más a unos que a otros, incluso sin tocar a unos cuantos.
Mas igualmente, el humano ya había sido contaminado, y ahora contaminará la Tierra, el hogar que destruirán en algún momento tal y como lo hicieron con Marte.
ESTÁS LEYENDO
📖Pequeñas Historias📖 [TERMINADA]
Short StoryMuchas historias se gestan en mi cabeza, y aquí es donde vengo a compartirlas. Desde tristes amores a emocionantes aventuras románticas, todos aquellos relatos que no son lo suficientemente largos como para escribir una novela, pero no son lo sufici...