12| Hᴜᴍᴏʀ.

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—¿Queda claro?

—Eh, clarísimo.

Momo me había explicado su plan de arriba a abajo, ahora solo quedaba seguirlo.

Consistía en que yo debía ir arriba e observar cómo estaban colocados y la posición exacta de la bomba para saber mejor cómo conseguir tocarla.

Después, Momo se asegurará de que Sero o Kirishima la sigan, queríamos a uno de los dos fuera del mapa.

La azabache se encontraba a unos metros detrás mío escondida en una esquina. Mis ojos se colaron por la entrada, observando como por suerte ellos se encontraban de espalda.

Parecían estar hablando. Debatiendo.

Pude contemplar como Sero había llenado todo de cintas para que fuera más difícil moverse.

Me fui corriendo con todo el silencio que pude. Al parecer no se percataron de mí. Tuve suerte.

—Ambos se pondrán en guardia, no tienen pensado salir. La sala está llena de cintas para que el movimiento sea prácticamente nulo —expliqué.

Momo asintió y decidió seguir con la primera estrategia.

—Bien, yo pasaré por delante y huiré, supongo que me perseguirán —comentó Yaoyorozu con algo de desconfianza.

—Saldrá bien, ya lo verás —le sonreí.

Me dio una sonrisa apacible.

—Suerte —se fue corriendo.

Me quedé escondida en la esquina contemplando a la azabache correr. Pasó por delante y pocos segundos después, otro azabache salió persiguiéndola.

Tenía que ser Sero.

Miré hacia arriba, creyendo que dios o algo me estaba observando.

—Tú me odias.

Suspiré. No podía hacer nada.

Empuñé mi lanza con fuerza, acabemos con esto rápido. Entré siendo recibida por el pelirrojo, me sonrió satisfecho.

Supongo que ya esperaba mi llegada.

Nos quedamos unos segundos en silencio, sin embargo, tuve que cortarlo rápidamente.

Mejor dicho, corté las cintas.

Con toda la rapidez que pude, empezar a romper todas las blancas cintas que rodeaban la habitación. Con estas cosas nadie se puede mover libremente.

De pronto, pude sentir la mano afilada de Eijiro pegándole a mi lanza. Me la quitó de las manos y la lanzó fuera de mi alcance.

Lo miré, estoy segura de que no me dejaría usar mi quirk fácilmente.

Como dije, me agarró de los brazos inmovilizándome. No podía mover las manos, no podía coger el bastón.

Me hizo sentarme en el suelo de rodillas mientras él estaba en mi espalda.

Lo miré de reojo. Lo siento, Kiri.

Agacharte junto a mí fue un error.

Le di un codazo como pude en la mandíbula. Me soltó por el dolor repentino, cosa que me permitió coger mi lanza.

Rápidamente me puse en posición observándolo fijamente. No dejaría que volviese a hacer eso.

Dios, cuanta adrenalina.

Endureció sus manos, parecía querer pelear. Lo único que tenía claro era que no me dejaría acercarme ni un poco a la bomba.

Fruncí el ceño ante su sonrisa, parecía divertirse.

Eᴍᴘᴛʏ |𝐁𝐍𝐇𝐀|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora