Eᴍᴘᴛʏ |𝐁𝐍𝐇𝐀|

11| Eᴊᴇʀᴄɪᴄɪᴏ.

—Ren, deberías calmarte.

Miré a Kirishima.

—Perdón.

Paré durante unos segundos, pero volví a sacudir mi pierna impacientemente sin poder evitarlo. Era algo inevitable que se hacía sin pensar.

No podía combatir contra mi ansiedad.

Seguimos comiendo, la verdad es que la comida de la cafetería estaba más buena de lo que pensaba.

Estábamos en la hora de la comida como era obvio. Me dolía la cabeza y encima tenía que aguantar las bromas de Kaminari.

Bebí agua, justo en ese momento el rubio dijo algo demasiado divertido.

Tragué agua por la nariz y empecé a toser.

—¡Ren! ¿Estás bien? —Eijiro me dio palmadas en la espalda.

Suspiré mientras seguía riendo. Tapé mis labios mientras sonreía.

—Si, ya estoy bien —miré a Denki mientras seguía riendo—. ¡No digas cosas así mientras bebo agua!

Se alzó de hombros mientras sonreía.

Casi me mata.

—¿No estáis emocionados por las clases de la tarde? —preguntó Kiri con un brillo en los ojos.

Tan adorable.

—No especialmente —murmuré, más que emocionada, estaba muy nerviosa.

Y pude darme cuenta de que el pelirrojo lo había notado.

Me puso una mano en el hombro.

—No te preocupes, lo harás bien —me sonrió.

¿Hola? ¿Estoy en el cielo?

Porque estoy viendo un maldito ángel.

Asentí sonriendo, espero que tenga razón.

—Me sorprende que no sepas comer con los palillos —comentó Kaminari después de que todos acabásemos la comida.

Fruncí el ceño, no es nada importante.

—Usar el tenedor es más sencillo —me defendí—. ¿Acaso tú sabes dormir con los ojos abiertos?

Negó observándome algo sarcástico.

—¿Qué tiene eso que ver con los palillos? —exclamó.

—Que tú sabes hacer unas cosas y yo otras —me crucé de brazos.

—Es la tontería más grande que he escuchado hoy —declaró mirándome con diversión.

—¿Uh? —lo miré—. Calla.

Aparté la mirada, puede que haya sido una tontería, pero razón no me faltaba.

Volvimos al salón de clases, algunos más enérgicos que otros como era obvio. No se como demonios tienen ganas de volver a esa cárcel llamada aula.

De repente, alguien gritó y abrió la puerta de un portazo.

—Yo estoy... —parpadeé mirando a alguien en la puerta—. ¡Entrando por la puerta como una persona normal!

Ja, normal mis huevos.

Me percaté de quien era el sujeto que teníamos delante como profesor. All Might sería nuestro maestro, al parecer.

Bufé. Todo el mundo se emocionaba al verlo.

No lo entendía, era una persona como todos nosotros. ¿Qué tiene de diferente?