XI

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Hat
●ღ●

Al día siguiente cuando Pruna despertó, Lorand yacía a su lado acariciando su rostro.

Por un momento temió acostumbrarse demasiado a aquella manera tan dulce de despertar.

—Si sentís algún tipo de dolor hablad con Harmat, para que solo ella os asista, debo ir a la comunidad hacer un par de diligencias con Stadler, así que quedaos tranquila, si os parece bien socializáis, ¿De acuerdo? llegaré antes de la hora de la cena.

"Mhm" respondió ella.

¿Por qué le daba explicaciones ahora? "Mmmm, porque era su esposa" recordó con una sonrisa

Él se calzó las botas y luego se marchó.

Ella sonrió, puesto que antes de irse él la había besado.

¡Qué dicha sentía!, ¿Acaso con Kuna hubiese sido igual? Lo dudaba.

Perezosa, estiró sus brazos y se levantó de la cama con un delicioso recuerdo del roce de la noche anterior, no pudo evitar cuestionarse, cuándo sucedería de nuevo y si sería igual... "¿Debería preguntárselo?" murmuró "¿No sería muy vergonzoso?... creo que no es propio de una dama hacer ese tipo de preguntas" No era tan malo después de todo, ¿Entonces por qué muchas damas se quejaban de este tipo de encuentros? Diciendo que solo lo hacen para complacer a sus maridos, cuando ella lo había sentido tanto... tanto como él, su marido.

Su maridito.

Lorand y ella.

¡Que aún no se lo creía!

Harmat entró en la habitación y sonriendo la ayudó a cambiarse de ropa.

—¿No os molesta al caminar?

—No tanto la verdad.

Harmat quiso preguntarle sobre la experiencia, pero no hizo falta, bastaba ver el rostro de la mujer para darse cuenta.

Aquella tarde llegarían los invitados para empezar en la noche la tan mencionada fiesta de la cosecha, por lo que la señora de la casa (aunque aún nadie sabía que lo era) debía estar presentable, siendo entonces, un vestido azul grisáceo la elección de Harmat para ella

—Que contraste tan bonito —esa era Harmat maravillada— el de vuestros ojos, vuestro cabello y el vestido, estáis hermosísima, señora.

—Gracias Harmat.

—Ya estáis lista mi señora.

—No tengo ni idea de qué debo hacer en lo que Lorand regresa, ¿Podríais ayudarme?

—Por supuesto que sí, mi señora.

—Gracias de nuevo Harmat.

●ღ●

La fiesta de cosecha prometía diversión y mucha comida, así que los habitantes de la comunidad Császár ansiosos y animados se preparaban para ir al castillo, mientras que Klarika Farkas recibía una visita inesperada.

El sol estaba en su punto medio cuando aquel fornido sujeto se adentró en su sala, con sus botas llenas de barro manchando el piso que tan arduamente ella había limpiado no hacía tanto, mas, apenas reparó en ello, estaba demasiado consternada como para detenerse a observar semejantes pequeñeces.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó sorprendida.

—¿Así es como vas a recibirme luego de tanto tiempo sin verme?

—Lo siento es que...

—¿Ya te casaste, por eso me estás echando?

—¡No te estoy echando, estoy sorprendida!

Boldog Szilva: Ciruela Feliz libro 1 [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora