XV

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Nyolc
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Cuando Pruna despertó se encontró con Lorena a su lado militantemente, quien leía unos documentos, pero ella olvidando los de la jofaina, pensó que se leía los que había escondido bajo sus faldas, esto antes de tener la oportunidad de decírselo.

—¿Dónde habéis encontrado exactamente estos papeles, Pruna?

—¿C-cuáles?

—¿Cómo qué cuáles? Los que mandasteis a buscar en vuestra alcoba —Lorena tragó ruidosamente, mas, Pruna no se percató, sino que suspiró aliviada y tanteó su estómago comprobando que los papeles de Lara siguieran allí.

Le explicó con vehemencia, como los encontró.

—¿Qué sentisteis al leerlos?

—¿Qué cosa?

—Los papeles por Dios, niña ¿De qué más podría estar hablando?

—Alivio... —sonrió, por alguna razón que no se atrevía a descubrir, le generaba cierto placer ver aquella mujer perder los estribos por pequeñeces.

—¿Alivio?

—Sí, de que seáis... de que seas tú mi madre, y no Trina. —La familiaridad con la cual le habló conmovió su corazón anhelante de madre, por lo que no tardó en emplearlo por su cuenta.
—¿No estás enojada?

—Al principio lo estaba, mas, ya no... tal vez ese es mi problema, mis enojos no duran nada, estoy casi segura de que por ello no me toman enserio.

—Debió ser difícil...

—Lorena... —insistió—. Una mujer que en el último año ha estado apoyándome cien veces más de lo que alguna vez mis padres lo hicieron, sin importarle las limitaciones que una dama debe tener; sin reprocharme a cada segundo banalidades como la postura o el caminar; sin cuestionar cada atuendo con el cual me visto o la tela que utilizo; sin importarle todas esas parafernalias. ¿Creéis que me enojaría si esa mujer es mi madre? No, jamás, de hecho me hubiese destrozado descubrir lo contrario... siempre supe que no era hija, pero tener una confirmación escrita me hace sentir incluso dichosa.

—Eso quiere decir que ante el mundo serás una Bastarda y la hija de una bruja ¿No te importa? Puedes perder tu posición.

—No eres una bruja, además mi posición es lo de menos, está donde quiera que Lorand esté, si somos ricos o pobres, entonces lo seremos juntos, si bien es cierto que al principio nuestro matrimonio fue para, de alguna manera salvarme, ahora le amo y los votos fueron breves mas, igual claros, en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza...

—Sí, ya entendí, no te regodees de tu buena fortuna.

—Creo que no es lo más adecuado de decir en este momento —puntuó la muchacha con desazón. Entonces, como si hubiese recordado algo muy importante el rostro de Lorena se manchó de preocupación y sostuvo las manos de su hija

—En cuanto te mejores, queremos sacarte de aquí Pruna.

—Lo agradezco... pero, no, Lorena.

—¿No?

—No, me van a procesar en la corte húngara, si me atrevo a irme, ¿No estaré diciendo que sí, que soy culpable?

—No necesariamente, es más difícil comprobarlo. El conde te tocó y sabe que no eres virgen, ¿Crees que tendrá misericordia?

—Lo dudo, mas, también dudo que deje en evidencia que tocó a su prometida antes de unir los esponsales. A él le conviene tan poco como a mí revelar ese dato, por lo que no lo hará.

Boldog Szilva: Ciruela Feliz libro 1 [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora