Especial 8 | Cárcel

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Un nuevo chico ingresaba a la celda. Estaba cabizbajo con sus manos encadenadas y su cuerpo vestía un buen traje naranja.

Lo empujaron dentro de la que ahora sería su hogar. No se sentía como tal.

Se dejó caer de rodillas ante la pared, se sentía de lo peor.

Las lágrimas comenzaron a salir de manera rápida, con sus dos manos hundió sus ojos provocando un horrible dolor de cabeza.

¿Cómo fue tan idiota de lastimarla? Seguramente si jamás la hubiera conocido, no la hubiera hecho sufrir.

Gritó como un desquiciado ante los recuerdos que inundaban nuevamente su mente, no podía evitarlo.

Se sentía de lo peor, se quería matar.

Se arrastró hasta la cama que tenía en la celda, se sentó a duras penas y continuo llorando pero en silencio, mirando un punto fijo en la nada.

Sollozó mientras las lágrimas salían.

Tomó entre sus manos lo que alguna vez pensó en darle a su hijo, un pequeño peluche de conejo.

TN lo había hecho a mano para su bebé, para su hijo. Pero cuando el visitó por última vez decidió robarlo, quería algo con que recordarla.

Jamás pensó que doliera tanto.

Apretó el peluche contra su pecho cuando ya no pudo, ahogó gritos, sollozos y lastimeros "te necesito".

Sin duda, extrañaba desde el primer segundo a esa chica.

Cantó bajo la canción que le dedicó esa tarde en la nieve, esa tarde hermosa en Jeju.

-Euforia... -cabtó lastimero, no quería seguir llorando, pero con solo recordar su voz era lo suficiente para hacerlo llorar.

Su amigo le había apoyado en el juicio, pero no pudieron hacer nada.

Acusado de asesinato, de ser cómplice de un acto delincuente e inculpado por muertes que ni siquiera tenía idea. Así acaba todo para Jeon.

Si no hubiera sido porque los padres de Jeon tenían gran poder, estaría condenado a cinco años de prisión.

Cayó lentamente en la cama cerrando sus ojos continuando con el leve murmullo de la canción, abrazando el pequeño peluchín.

Las horas corrían y el seguía ahí, con los ojos cerrados y con la respiración lenta.

No tenía ánimos de comer. Hace ya media hora le habían abierto las puertas para que fueran a comer, el guardia estaba vigilando que el no intentara hacer algo malo, pero Jeon no pensaba en nada más que no fuera su error.

Un hombre, alto y fuerte, entro en la celda. Tomó a Jungkook de el brazo levantandolo, lo miró de arriba a abajo. Lo tiró de la manera más bruta al suelo.

-Menuda mierda, y así dicen que pudiste matar a alguien -bufó- Eres solo un debilucho más -rió. Jungkook estaba sentado de manera incómoda en el piso con la mirada perdida.

-Hey -llamó el otro hombre- ¿Y encima me ignoras? -Jungkook seguía en el estado anterior- ¿Acaso te crees muy machito? -lo tomó del cuello de la camisa. El peluche cayó- ¿Aún tienes cinco años? -señaló el peluche, Jungkook tenía la mirada perdida en el peluche- ¿Es tuyo?

-Sí.. -susurró

-¡Al fin! -exclamó. Sin más demora pisó el peluche.

-¡Kookie! -gritó cuando el peluche se deformó debajo del pie ajeno.

-Awww al bebé le gusta se peluchín ¿Lo quieres? -lo tomó. Jungkook asintio- ¿La cabeza o los pies? -Jungkook no entendía. El hombre tomó ambas partes del muñeco tirando en diferentes direcciones, lo rompió.

Jungkook no se contuvo y le soltó un golpe. El hombre restrocedio al sentir su cuerpo temblar. Sonrió.

Tomó al chico del brazo la lanzándole a un lado de la celda comenzando a patear su estómago, su cara y su entrepierna.

Jungkook solo podía soltar sangre por su boca, no quería gritar. El hombre daba golpe tras golpe, cuando Jungkook logró respirar un poco su cuerpo estaba lleno de sangre.

Se puso de pie levemente con su mano en su vientre, el hombre no perdió tiempo a darle un último golpe en su estómago con su puño dejándole adolorido, somnoliento y moreteado.

Jungkook no sentía más dolor que el del corazón.






Min ChaeYiang

Nuestro mundo, uno solo | Jeon Jungkook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora