Capítulo 22

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Sus manos continuaban con suaves movimientos sobre la espalda contraria, círculos tratando de ayudar al hombre que estaba hace rato devolviendo todo el licor que había consumido esa noche. Sus ojos pesaban, quería descansar, pero Jungkook parecía tener duelo infinito con su estómago, este dejaba que todo, absolutamente todo, saliera de él. Sus ojos rogaban por ser cerrados hasta que la luz de la mañana le diera los buenos días, pero parecía ser solo eso, un deseo lejano.

¿Cuánto bebiste?

El pensamiento corrió por su cabeza durante los restantes minutos en los que Jeon abandonó todo lo que su estómago tenía en el inodoro, la menor sintió alivio cuando Jeon se pudo poner de pie por su cuenta, lavándose la boca con agua y pasta dental. Sus ropas mal puestas y su carita suplicando perdón, apoyo y cariño. Suspiró.

– ¿Te sientes mejor? –preguntó una vez Jungkook apartó la toalla de manos de sus labios.

–Sí –suspiró pesado, más calmado. Hacia menos de unos minutos había estado llorando a mares de nuevo en su hombro, mojando su camiseta con sus lágrimas y mocos.

La omega asintió, bostezando.

–Vamos a dormir, es tarde –ordenó caminando fuera del baño.

– ¿Dónde dormiré? –el tono inocente pasó desapercibido para la omega que iba con mala cara por el pasillo.

–En el suelo. –el sarcasmo era palpable, más el alfa parecía tan ido aún que no supo diferenciarlo. Asintió con sus labios siendo una línea.

La omega caminó hasta su habitación con sus manos fregando sus ojos, buscando mantenerlos abiertos para al menos llegar a su cama. Su pijama estaba puesto desde hace mucho, solo faltaba entrar a sus suaves y cómodas sábanas para poder descansar.

Sus ojos era el infierno vivo, estaba enojada por perder horas de sueño, y pese a que prefería ser ella quien cuidara de su alfa, era tedioso gastar sus horas de sueño. Nadie está de buenas si pierde mas de sus horas amadas de sueño.

Abrió sus sabanas con pesadez, abandonando sus pantuflas a la orilla de su cama para acurrucarse en estas. Sintió una mirada sobre ella desde la puerta, se sentó para verle. Jungkook tenía sus manos sobre su regazo y su cabeza gacha.

–Venga, a dormir –ordenó, Jungkook asintió y caminó a la cama. Sintió como se sentaba a los pies de esta, como sus zapatos caían y el peso pasaba a estar en el suelo, escuchando los quejidos de Jeon por el frio de este– Que demonios estás haciendo. –ni siquiera se empeñó en hacer una pregunta, sonando dura.

Jeon la miraba desde el suelo con ojitos de cachorro, buscando amor en su mirada, consuelo. Estaba dolido, su pecho simplemente le recordaba lo mierda de persona que había sido, la traición y como dañaba a su omega, y simplemente la quería cerca, sentirla.

–Sube, cámbiate y ven a dormir, a la cama, a mi lado –cada orden fue como decirlas a un niño de dos años, quien aún no entendía mucho.

Jungkook asintió, poniéndose de pie lentamente, sacándose la camiseta blanca y sus pantalones, entrando a la cama de su niña con cierta timidez. El calor en su cuerpo volvió, una sonrisa se instaló en sus labios cuando el cuerpo de su menor se abrazó a él, sintiendo como su omega buscaba su cuello, buscando su protección y aroma para ella. Estaba feliz.

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Su mirada se pudo ver despierta con el primer rayo del sol dando directamente en sus ojos. Los abrió lentamente, buscando con su olfato el aroma de su alfa; estaba en las sabanas, en la almohada y en su ropa, pero el cuerpo perteneciente de su alfa no estaba.

Sus manos buscaron de nuevo por la cama el cuerpo, no dando con este. Se sentó de golpe cuando escuchó un sonido en la cocina, lo había encontrado.

Nuestro mundo, uno solo | Jeon Jungkook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora