Capítulo 14

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Tenía una buena familia pero, ¿qué importaba eso si no podía quererse a sí misma? ¿Qué importancia tenía eso si su mente no se callaba? Y lo peor de todo es que aunque Erica la consolase no podía hacer que parara.
Una semana en su nueva casa, con su nueva familia, intentando aparentar que estaba bien. Estaba tan cansada de fingir, cansada de la vida. Pero había hecho una promesa y las promesas no se pueden romper. Y menos si se las haces a quien más quieres.
Llegaron de una salida al cine, Sonia no podía más con esa falsa sonrisa, fue a su habitación y todo se volvió tristeza.
No dijo nada, solo se sentó en un rincon. "Sonia, ¿Estás bien?" La ojiazul parecía preocupada. Y la chica no contestó, solo estaba allí, con los ojos cerrados.
- Erica.- Sonia habló, intentando callar a las voces de su interior, dejando salir la poca personalidad que le quedaba. "Dime" Dijo Erica con algo de esperanza en la mirada.
-Creo que ahora estamos más unidas que nunca.- No tenía expresiones en su cara. "¿Por qué?"
-Porque yo también estoy muerta.- Y con esas palabras las voces de la cabeza de Sonia se adueñaron completamente de su mente, dejando solo a una persona rota y falsa.
Bajó al salón con su nueva familia, dejando ver a la nueva Sonia.
Lo intentó, intentó callarlas pero ya era tarde, demasiado tarde. Las voces la habían encarcelado por completo.
Y pasaron los días, uno tras otro, sonriendo, jugando, charlando pero ya no sentía nada... Todo era vacío.
Sonia miraba los cuchillos cada vez que pasaba por la cocina, podía haber perdido la sonrisa y la esperanza, pero le quedaba algo de cordura para saber que las promesas nunca se deben romper.

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