~Capítulo 36~

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Adam.

Yo que pensé que no la volvería a ver, que mi corazón estaría eternamente con ese dolor, que tendría que vivir con esa pesadez en mi ser, sin poder hacer nada y sin volverme a sentir vivo como me sentí con ella. Estos meses sentía que me hundía y tuve que aprender por la mala que ella no estaba ahí esperándome, ya no. Me he estado volviendo loco, después de haberle hablado así no podía dormir, no pude comer y no quería más que largarme de ese lugar. Quería irme para no sufrir con esa angustia, esa de estar a solo metros y no poder verla, esa de querer enmendar todo pero no haciéndolo.

Estos meses pasaron lento como una tortura, como una condena, como lo que es para mí. Cada palabra que le dije se repetían en mi cabeza una y otra vez, me rompí las manos más de una vez por golpear la pared de la impotencia, cada día se volvía peor pero en cierto momento entendí que ella sería feliz y eso era todo lo que importaba. Me consolaba mi hermano, Marcus comenzó a ir prácticamente todos los días a su casa ya que Kate había vuelto y él me mantiene informado de cómo está Ev. 

Pero ahora que la he visto no tengo palabras, no sé cómo me siento o cómo debería sentirme, ¿cómo es que está más preciosa? ¿cómo es eso posible, que aún molesta parezca un mismo ángel?

Cierro la puerta tras de mí y recuesto mi cabeza en ella dejando salir un gran suspiro, cierro mis ojos para controlarme, no puedo dejar que me afecte de nuevo. Sin abrir los ojos le digo a Kalum que se retire, ha hecho un pésimo trabajo con lo de ser discreto y no quiero hablar ahora.

—Eres todo un pícaro —dice en burla con su voz cantarina— ¿quién era esa chica que te pone tan loco primito?

Abro los ojos y Saly me mira con una sonrisa divertida desde el sofá con las piernas cruzadas, volteo los ojos y camino hacia la mesa donde dejé mi teléfono.

—No sé de qué me hablas —digo ignorando su comentario.

—¿A no? —se pone de pie y camina alrededor de la sala sin dejar de mirarme — que extraño porque no es normal que tú persigas a una chica y mucho menos que estés sonrojado.

Está vez la ignoro completamente, no pienso ser parte de su juego. Al ver que no respondo y me siento a trabajar comienza a reírse como una foca lo que provoca que la mire alzando una ceja.

—¡Ya sabía que un día de estos te ibas a enamorar! —dice a todo pulmón al mismo tiempo que ríe.

Suelto un suspiro y hago como si no existiera, mamá sale de la cocina mientras termina de hablar por teléfono y al finalizar se dirige a mi prima diciéndole que modere su voz, ella se encoge de hombros y va a la cocina por algo de comer antes de salir.

—¿Quién llamó a la puerta?

—Nadie mamá —me limito a decir.

—Vaya, ese nadie sí que ha de ser importante para cambiarte los ánimos así —me mira con reproche, a ella no puedo engañarla — me atreveré a decir que se trata de Evelyn, ya que es la única que te pondría de esta manera ¿o me equivoco?

Niego levemente y me quedo mirando un punto fijo en la mesa, ella me toma del brazo y me dirige al sofá donde nos sentamos y me mira de la forma más dulce posible.

—¿Cuando vas a darte cuenta del error que has cometido?

—Ma tu no entiendes, ya lo hemos hablado muchas veces...

—No Adam el que no entiende eres tú —su voz se vuelve más firme lo que me hace mirarla a los ojos— hijo ¿Es que no te das cuenta que acabas de perder a una mujer increíble?

La Cura [Amores Escogidos #1] © (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora