Adam
Suelto un suspiro de tranquilidad, no podría estar más sereno que ahora. Los lentes de sol evitan que me incomode la luz brillante que refleja el mar y el ambiente tranquilo a esta hora de la mañana en la playa no hace más que relajarme. Eso y que Evelyn está dormida en mi pecho respirando lentamente, paseo mi mano suavemente por su espalda en una suave caricia y contemplo su hermoso rostro con una sonrisa.
Que hermoso es Brasil, podría vivir aquí y así para siempre.
Pero es hora de viajar de nuevo, en un abrir y cerrar de ojos estoy en el aeropuerto. Evelyn toma mi mano y juntos llevamos las maletas, el vuelo está por salir.
Ya en camino a Margarita, seguimos con las manos entrelazadas. Me quedo mirando nuestras manos un rato y cada segundo que las miro me confirma algo que descubrí hace un tiempo ya.
Ella me sostiene, siempre lo ha hecho. Y lo que más me asombra es que no lo sabe, no sabe que en un segundo, si ella quisiera, me podría soltar y dejarme caer al vacío. Donde sé que no tendría salida.
Suspiro.
¿Cómo ha hecho conmigo? Si soy un cabeza dura.
No tengo respuesta a esa pregunta solo me vale estar agradecido. Los meses de luna de miel han sido inolvidables, suramerica es de esos lugares que te roban el aliento, cada lugar es mejor que el anterior.
—Cariño, ¿crees que me queda bien este vestido para el tour de hoy? —mi amada esposa sale del closet con un hermoso vestido celeste como el color del cielo.
Me quedo embobado viéndola, ¿cómo le digo que no le queda bien, sino que es perfecto?
Veo que se acerca a mi con una sonrisa y me da un suave beso para luego mirarme a los ojos y decir— Tu forma de mirarme ya me lo dijo todo —guiña un ojo y se encamina a la sala de estar, a punto de encontrarse con mi sorpresa.
Oigo un chillido de emoción y me levanto de la cama sabiendo que esa es mi señal, me acerco a ella que sé que está llorando y la abrazo por la espalda para susurrarle al oído — Feliz día de San Valentín.
Ella se gira y me abraza fuertemente llenando mi cara de besos y risas.
—Sí Em, la sala estaba llena de globos y pétalos. Había también un regalo hermoso en el centro de la habitación y dulcesitos por todos lados —escucho a Evelyn hablar en la cocina mientras guardo nuestras cosas del tour, fue maravilloso.
Después de dejar todo me siento en el sofá y me estiró un poco, al rato el amor de mi vida sale y se recuesta a mi lado. Nos quedamos así unos minutos pero después me doy cuenta que se retuerce un poco y se soba el estómago.
—¿Te sientes mal cariño? —le pregunto con el ceño fruncido.
—No, tranquilo. Estoy bien — y justo después de decirlo se separa bruscamente tapando su boca y termina vomitando encima del sofá.
—Iré por toallas —le digo con dulzura mientras me levanto.
Es la tercera vez que vomita esta semana, digamos que Margarita no ha sido su mejor parada en nuestra luna de miel, pero hasta entonces ella estaba completamente sana. Es muy repentino. De la nada una idea cruza por mí mente y vuelvo dónde está ella para preguntarle.
Le entrego las toallas y cuando voy a hablar me interrumpe.
—Adam tengo que decirte algo —sé ve nerviosa y sus mejillas se han puesto rojas. Me preocupo.
—Dime —digo con un poco de inseguridad en la voz.
—Sé que insististe en que no querías un regalo por San Valentín pero yo si te tengo una sorpresa —baja su mirada y se retuerce las manos.
—Evelyn, me estás asustando.
Saca de su bolso un papel y me lo tiende, mi respiración se acelera.
—¿Qué es esto? —pregunto un poco contrariado por su actitud — ¿Acaso es el divorcio? —intento bromear para ver si así se relaja pero no dice nada, ni siquiera me mira.
Abro el papel y después de leerlo varias veces veo que la idea que tenía en mi cabeza era certera.
—Estás embarazada —afirmo en voz alta, el corazón me va a mil.
Voy a ser papá.
La mujer que más amo y que me lo ha dado todo, ahora será la madre de mi hijo o hija. Estoy paralizado no puedo negarlo, no porque me sorprenda, la verdad como son las cosas era de esperarse.
Simplemente no puedo creer que en ella esté creciendo algo tan hermoso, algo que creamos juntos, algo que es amor puro.
—¿No dirás nada? —reacciono al instante y veo que está llorando, pero no de alegría. Lágrimas de tristeza.
¿Por qué llora? ¿Acaso no está feliz?
—¿Por qué lloras?
—No has dicho nada —seca sus lágrimas — ¿Estás molesto? ¿Triste? ¿Feliz? ¿Qué sientes?
Tomo su mano para que se tranquilice, la beso suavemente y acto seguido la pego a mi cuerpo abrazándola con tanta dulzura de manera que sienta lo mucho que la amo.
—Este es por mucho —le acaricio el cabello— el mejor regalo de San Valentín que pudiste darme —unas pequeñas lágrimas recorren mis mejillas— estoy demasiado feliz pero a la vez demasiado nervioso, no sé qué pasará ni como seré como padre pero si estás a mi lado puedo hacer lo que sea.
Se pega más a mí y entrelaza nuestras manos.
—Serás un gran papá —dice y sonríe — literalmente.
Ambos reímos y suspiramos ya más tranquilos.
—¿Por qué siento que ese chiste malo viene de Emily?
—Porque es así —comienza a reírse con más intensidad.
—Te amo Ev.
—Te amo Adam.
***
Y así culmina este pequeño especial de San Valentín 💕Espero lo hayan disfrutado así como espero estén disfrutando de este día con sus seres queridos y amigos.
Cuéntame acá alguna experiencia divertida o especial que te haya pasado en San Valentín, lo leo todo😅💗
Muy pronto sorpresas
Te quiere, Rossy.
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La Cura [Amores Escogidos #1] © (EDITANDO)
RomanceEvelyn Morgan, es una doctora de prestigio en el país por haber desarrollado junto unos compañeros un tratamiento experimental para el cáncer muy efectivo. Está compitiendo por el puesto de administrador de la clínica en la que trabaja y está a solo...