Capítulo 2.

1.6K 115 91
                                    

2. El Titanic.

Southampton, Inglaterra, 10 de Abril de 1912. Un día hermoso. Una multitud de cientos de personas oscurecen el muelle junto al Titanic, como hormigas al lado de un sándwich. Los miles de pasajeros se despedían de sus familias para cumplir con el sueño Americano, hijos, esposas, abuelos, y personas de distintas razas tenían la oportunidad de tener una mejor vida. El barco estaba seccionado por tres clases; los ricos en primera clase: con servicio disponible y habitaciones para cada miembro incluyendo secciones para relajarse y disfrutar del viaje, la media clase: que contribuía con una habitación para cada familia y servicio disponible, y por último estaban la clase baja: la gente que con esfuerzo lograban entrar en áreas que les son asignadas sin reclamo, sin servicio y áreas restringidas.

Un padre y su hija veían la inmensidad del trasatlántico cuando un ruido de un coche distrajo a la pequeña. Un coche Renault blanco, avanzo entre la multitud, apartando a la gente. Se detuvo, bajando un hombre de semblante elegante y postura recta con una expresión seria que daba miedo. En ello ayudó a bajar a una mujer de cara fina y hermosa con lotes adinerados, su cabello era rubio con mechas plateadas por la edad, ojos grandes y grises, piel pálida representando que el sol no fuera su fuerte, la belleza en su cuerpo no delataba su edad. Vestía un vestido verde con encajes plateados y un abrigo de seda cubriendo sus hombros y un sombrero grande de junto con flores sostenidas con un lazo gris. Atrás de ella, salía del auto un muchacho del mismo aspecto de la mujer, en detalle, el chico parecía hecho de porcelana fina por su piel blanca y cuidada. Su caballo era igual de rubio, que al salir al sol brillaba como una gema dorada, sus ojos eran más brillosos que en vez de gris su color se asemeja al plateado. Vestía un traje negro que se amoldaba perfectamente a su cuerpo. Era el chico del dibujo. Draco.

- No entiendo el porqué de tanto alboroto. No se ve más grande que el Mauretania.- argumentó sin impresión volviendo a ver al hombre que se convertiría en su esposo, Tom Riddle.

- Puedes sentirte indiferente ante algunas cosas, Draco, pero no con el Titanic. Es cien pies más grande que el Mauretania, y mucho más lujoso.- dijo con una pequeña sonrisa difícil de ver en él. Tom señalo bajar las cosas y ayudar a la dama en el recorrido a la entrada.- Su hijo es demasiado difícil de impresionar, Narcissa- ella mostró una sonrisa lacónica a su argumento.

- Así que, este el barco que dicen es insumergible.

- Por supuesto, ni Dios podría hundir este barco- Tom hablaba como anfitrión orgulloso.

Draco trato de ignorar las ocurrencias que su madre y Tom decían, estaba más concentrado en el tamaño del buque que en otra cosa a su alrededor. Tom y Narcissa avanzaron enfrente con distinción hacia el puente que conectaba tierra con el barco, Draco les seguía el paso, caminando con postura firme y sin decir nada como le fue inculcado desde que era pequeño. Un chico con modales siempre debe comportarse.

[«Era un barco de los sueños para todos los demás... Para mí, era un barco de esclavos que me regresaba encadenado a América... Por fuera era todo lo que un chico bien educado debía ser. Pero por dentro, estaba gritando...»]
.
.
.
Desde varias cuadras de distancia sobresalían por encima los edificios, el horizonte de la ciudad. El silbato de vapor saliendo de las chimeneas del barco a través de Southampton, daban aviso al último abordaje. En un Pub cerca del puerto, el humo del tabaco producido por cigarros y puros de segunda oscureciendo las ventanas era la representación de tan prestigioso establecimiento. Dentro estaba atestado de trabajadores portuarios y tripulación del barco. En una de las mesas se realizaba un juego de poker entre cuatro hombres, dos de ellos, tenían ropa de clase trabajadora del buque y los otros dos eran simples ciudadanos de 20 años, que a simple vista eran dos jóvenes sin trabajo.

TITANICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora