—El lunes que viene. Esta noche le diré a mi madre que busque a alguien que me reemplace.
—¿Y eso no le causará a ella mucho estropicio?
—No, no, no se preocupe —contestó Blair negando con la cabeza—. Al contrario, estará encantada. Lleva años diciéndome que tengo que buscar mi propio
camino, lo que de verdad quiera hacer.Y en efecto, su madre se sintió muy feliz por ella cuando le dio la noticia al llegar a casa.
—Ya era hora, hija —le dijo—, pensé que ibas a quedarte siempre en la oficina. Me encantaba tenerte allí, naturalmente, pero...
—Pero las dos sabemos que si te pedí ese puesto era para poder ver más a Harry — concluyó Blair frunciendo los labios—. Sí, mamá, esa es la razón por la que dejo la inmobiliaria. Si quiero cortar para siempre con mi actitud hasta ahora, tengo que hacerlo del todo.
—Además, el señor Taylor es un hombre encantador y ya sabes que el arte me apasiona. Quiero hacer algo útil con mi vida, algo que me llene. El matrimonio... bueno, quizá algún día, pero todavía no.
—Buena chica —aprobó su madre acariciándole la mejilla—. Aún eres joven. Tienes mucho tiempo por delante—Sí, tengo mucho tiempo por delante —repitió Blair con una mirada triste en sus ojos azules. Se sentía un poco perdida, pero no quería ponerse a suspirar por cada rincón de la casa—. ¿Qué te parece si nos vamos a cenar fuera, para celebrar lo de mi nuevo empleo? —propuso.
—Me parece una idea magnífica —dijo su madre sonriendo—. ¿Dónde quieres que vayamos?, ¿Al Beef Palace?
Blair contrajo el rostro. Aquel era el restaurante favorito de Harry. —¿No te apetece más ir a un chino?Eleonor se encogió de hombros.
—Como quieras.Horas después, cuando salían del restaurante, charlando animadamente, Harry, que pasaba por allí en coche con Nina, las vio. «Qué extraño», se dijo, «creía que a Blair no le gustaba la comida china...».
—¿No son esas Blair y su madre? —murmuró Nina con cierta aspereza—. ¡Fíjate qué raro! ¿Por qué habrán ido a ese chino? Yo había esperado que la encontrásemos en el Beef Palace. Como dicen que siempre va allí para revolotear a tu alrededor...
Harry la miró irritado.—No es necesario que la ridiculices —le dijo en un tono suave pero peligroso.
La modelo se quedó mirándolo sorprendida.
—¿Por qué no? Todo el mundo lo hace. De hecho es lo que ella ha estado haciendo hasta ahora, ponerse en ridículo a sí misma. Además, ella lo reconoce — murmuró. Harry entornó los ojos suspicaz.—No le habrás dicho nada, ¿verdad?
Nina cruzó sus elegantes piernas.
—Me la encontré a mediodía en una boutique, y simplemente le dije que estabas harto de ella, cosa que ya sabía —le dijo tan tranquila.Evan contrajo el rostro disgustado. Nina no era precisamente un dechado de tacto cuando se trataba de decir las cosas, y estaba seguro de que Blair habría pensado que la había enviado él.
Así que la semana siguiente con la excusa de devolverle el folleto a la señora Waldorf y discutir con ella los detalles de la compra del terreno, esperó poder ver a Blair y aclarar aquello pero la joven no estaba en su mesa.
Llamó a la puerta abierta del despacho de Eleonor, y esta alzó la vista de los papeles que estaba revisando para saludarlo e invitarlo a pasar, haciéndole un gesto con la mano para que se sentara.
—Bueno, ¿qué habéis decidido? —le preguntó con una sonrisa cordial.
—¿Dónde está Blair? —inquirió Harry sin responder ¿No estará enferma o algo así?
Eleonor lo miró sorprendida. O mucho la engañaban sus ojos y sus oídos, o Harry Styles estaba preocupado por su hija.—Pues la verdad es que ha encontrado otro empleo, Harry —le dijo vacilante—. Ahora trabaja para Brand Taylor.
—¿En la galería de arte? —farfulló él incrédulo. Se recostó en el asiento dejando escapar un pesado suspiro—. ¿No le parece que está llevando las cosas al límite? —le dijo a la señora Waldorf—. ¡Por amor de Dios, solo falta que se destierre por mí!
Eleonor, sabiamente, no dijo nada al respecto, sino bajó la vista a sus papeles, haciendo que los ponía en orden. ¡Si él supiera...! Blair le había comentando incluso durante el fin de semana que estaba pensando en alquilar una habitación en una pensión para empezar a independizarse.—La oportunidad del trabajo en la galería se le presentó de repente —murmuró.
—¿No le habrá mencionado por casualidad que haya tenido un encuentro con Nina últimamente, verdad? —insistió Harry, inclinándose hacia delante y observándola fijamente, sin pestañear.
—No —contestó la señora Waldorf contrariada— ¿por qué?
—Parece ser que Nina le ha dicho algunas cosas bastante duras, como si hablara en mi nombre —le explicó él.
—Quizá haya sido lo mejor —dijo la señora Waldorf pensativa
—Es mejor que Blair no albergue vanas esperanzas respecto a ti, Harry. No te preocupes por ella. Con el tiempo lo superará, y seguramente acabará casándose con Randall.—Randall es un playboy —repuso Harry frunciendo el ceño.
—Puede que no haya sentado aún la cabeza —concedió Eleonor—, pero si aprecia a mi hija como creo que la aprecia, puede que llegue a amarla, y entonces tal vez dejará de ir de flor en flor.
—Los tipos así raras veces cambian, señora Waldorf —insistió Harry entornando los ojos.
La mujer sonrió con tristeza.