XV

3.6K 442 36
                                    

Venía hablando con su cuñada, cuando al entrar a la casa, se encontró a su sobrino y amigo jugando en la sala, con la consola. El joven rubio lo saludó alegremente, sin despegar la vista de la pantalla.

Pero su amigo castaño sólo pronunció un hola, en un tono bajo, negándose a verlo.

Era extraño, y dolía aún, volver a verlo luego de más de dos meses. Aaron simplemente lo había eliminado de su vida, bloqueado de todas sus redes sociales.

—Oye barbón ¿Quieres jugar con nosotros? Estamos jugando-

—Gracias, Santi, pero vine a trabajar con tu mamá —lo interrumpió en un tono amable—. Quizás luego.

—¡Sí! Le contaba a Aaron que tú eres un genio en éste juego, que me habías enseñado unos trucos, pero no me resultan —rio.

Su tío sonrió suavemente y luego siguió a la mamá de Santino, hacia la oficina que tenía en una de las habitaciones de la casa.

—Oye, Santi... Creo que terminamos esta partida y me voy —pronunció en un tono incómodo Aaron.

—¿Por qué? ¿No te ibas a quedar a dormir aquí? Ya le dije a mi mamá que te quedabas.

—Sí, pero... Pero Johan me pidió de vernos —se excusó.

—Ah sí, tu nuevo novio —le dijo con cierta molestia en la voz, quitándole la pausa al juego.

—Sí —murmuró el castaño—. ¿Por qué siento que no te gustan ninguno de mis novios?

—En primer lugar ¿Cuántos novios has tenido éste año ya? ¿Cuatro? ¿Cinco? Ni tú sabes que diablos quieres, y te buscas puros idiotas.

—¿Vienes a juzgarme cuándo tú ni has tenido novia? —le inquirió molesto, poniéndose de pie—. Intenta mantener una relación y luego hablamos, idiota.

—Se nota que ni sabes de mi vida personal, pero ve, sigue del mismo modo, Aaron. Si fueras mujer, ya habrías terminado embarazada. Al menos busca no contraer sida.

—Vete a la mierda —le dijo con rabia, arrojando el mando y saliendo furioso de la sala.

Santino rodó los ojos y continuó jugando. No le importaba si se enojaba o no, él tenía razón. Aaron no sabía ni lo que quería, y en la primera oportunidad que se daba, terminaba teniendo sexo con cualquiera.

Y ni siquiera sabía si se cuidaba o no.

Ya le había dicho a su amigo que estaba actuando como un escort, con sus recientes "parejas" de una noche. Tipos adinerados que le daban regalos a cambio de su compañía, o más.

Aunque Aaron le había asegurado que más de sexo oral no había pasado, sabía que aquello podía ser suficiente para contraer alguna enfermedad.

A veces se preguntaba si debía hablar con los padres de él, pero dudaba que pudieran hacer algo al respecto. El muchacho con su mayoría de edad, creía que tenía la libertad de hacer lo que quisiera con su vida.

🐇🐇🐇

Lo tomó del cuello, mientras lo penetraba con rudeza, asfixiándolo. El jovencito gimió, arañando las sábanas, apretando los ojos con fuerza al sentir que lo nalgueaba.

Salió de él, apretando sus glúteos con fuerza, antes de darle varias nalgueadas más, dejando su trasero colorado, antes de volver a hundirse en él, haciéndolo jadear alto, con dolor.

Lo tomó del cabello, y llevó su cabeza hacia atrás, tomándolo del cuello.

—Vamos bebé, gime alto para mí —gruñó, en un tono divertido.

—S-Sí, Daddy —jadeó, cerrando los ojos.

—¿Sí daddy, qué? —le dijo apretando sus dedos en su delgada cintura.

—M-Más.

Aquel no era su novio, era simplemente uno de sus "compañeros". De esos señores que se creían tener el derecho sobre su cuerpo, a cambio de algo.

En este caso, una suma de dinero muy importante.

🐇🐇🐇

—Ey, barbón.

—¿Hmm? —le dijo, jugando junto a su sobrino.

—¿Qué harías si tú amigo está yendo por un mal camino?

—Hablarlo con él, hacerle ver en qué se está equivocando, aconsejarlo.

—Y si luego de eso ¿Sigue haciendo lo mismo?

—Entonces no creo que haya algo más por hacer, Santi. A veces las personas sólo entienden cuando tocan fondo.

—Supongo que tienes razón —suspiró.

Mason le puso pausa al juego, y observó a su sobrino.

—¿Qué es lo que está haciendo tu amigo?

—Es Aaron ¿Lo recuerdas? El chico que a veces se queda a dormir en mi casa. El afeminado —sonrió.

—Sí...

—En el último año, ha tenido como cinco novios, sin contar con sus clientes —murmuró lo último—. Aunque él lo niegue, está trabajando como escort. Y sus papás no saben nada.

—¿Escort? ¿Pagan por sus "servicios"? —preguntó aturdido.

—Exacto, él dice que sólo es algo así como un acompañante íntimo, y lo llama así de un modo formal, para no decir que tiene sexo a cambio de regalos.

Mason no dijo nada, mirando a su sobrino completamente afectado por aquello.

—Hace como dos meses empezó con esto, cuando terminó con su último novio. Sé que era un tipo mayor a él, que dejó porque tenía hijos o algo así. Después de eso, empezó a salir con un amigo, Johan, con quien sigue ahora. Pero lo engaña, tío, porque tiene sexo con esos viejos. No sé qué pasa por su cabeza, ni siquiera está estudiando para el ingreso que es en unas semanas. Creo que ni siquiera va a seguir estudiando. Prefiere acostarse con cualquiera, y que le paguen por eso.

Mason bajó la mirada, negando con la cabeza. No podía creer lo que su sobrino le estaba contando. No podía creer que ese muchacho del que estaba hablando, se tratara del mismo Aaron que él había conocido, del cual de había enamorado.

—Háblalo con él, y si no recapacita, entonces dile que hablarás con sus padres.

—¿Y si no funciona?

—Habla con sus padres, por más que ya sea mayor de edad, necesita que alguien lo haga entrar en razón. No está llevando una buena vida.

—Lo sé, tío. Pero él se ha vuelto muy caprichoso, no tienes idea de cómo ha cambiado... A veces creo que ni es mi amigo ya. Lo único que hace es estar todo el día con el maldito celular, hablando con sus clientes o el cornudo de su novio.

...

Sugar baby boy (Bunny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora