XVI

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Observó con el ceño fruncido a su amigo, y luego le quitó de un tirón el pañuelo que tenía alrededor de su cuello, mirando desconcertado las marcas que tenía en su piel.

Sabía que aquello no eran sólo chupones, ahí habían moretones por otro motivo también.

—¿Qué demonios te hicieron?

—Nada —le dijo en un tono molesto, quitándole el pañuelo para volver a colocárselo—. ¿Para que viniste, Santino?

—A hablar por lo de hoy, pero veo que tienes más problemas de los que creí.

Aaron rodó los ojos, con fastidio.

—Es mi maldita vida ¿De acuerdo? No necesito que tú ni nadie se meta en ella.

—De acuerdo, no volveré a meterme en tu vida, cágala como más te guste, pero al menos busca usar un maldito preservativo. Porque ni todo el dinero del mundo te salvará del sida.

—Soy grande ¿Okay? Vete, debo salir en un rato.

—¿Con el cornudo de Johan?

—¿Qué te importa, eh? Es más, creo que tú problema conmigo, es que nunca te di la oportunidad de follarme.

Santino apretó sus puños, con rabia.

—Eres un imbécil, yo jamás te habría faltado el respeto de ese modo. Y sí, me parecías un chico agradable, cuando éramos amigos y eras sensato. No ahora que eres un maldito regalado. Si tocas fondo, búscame... Dudo mucho que tus clientes te ayuden cuando caigas —le dijo antes de irse.

Aaron le restó importancia, y fue para darse una ducha. Pronto tendría el dinero suficiente para rentar un lindo departamento durante un buen tiempo.

Aunque a Santino no le gustara, gracias a los regalos de sus daddys, podría mejorar su calidad de vida.

🐇🐇🐇

Aunque tenía la oportunidad de estar con su hija medio día los viernes, aún no se sentía preparado para hacerlo. No sabía cómo cuidar a un bebé, y ahora tenía otros problemas en mente.

A la madre de la bebé tampoco le interesaba, especialmente luego de haber demandado a Mason, y estar con trámites legales.

El abogado llegó a su departamento, y dejó todo lo que traía sobre una mesa en la sala, antes de dirigirse a su habitación, y quitarse la ropa. Se acostó en la cama, y sólo deseó poder dormir, se sentía agotado.

Su celular sonó en un mensaje, y con cansancio lo tomó, para ver de quién se trataba.

"Ey, May, no sé si deba hacer esto, pero, creo que vi a tu novio entrando a un motel con un tipo."

Frunció el ceño al leer aquello. El mensaje venía de uno de sus empleados, que al parecer, no sabía que ellos dos ya no estaban juntos.

"¿Seguro era él? ¿En dónde lo viste?"

Leyó la dirección que el muchacho le había enviado, y se preguntó qué hacer. Respiró profundo, y terminó por dejar el celular en la mesa de noche.

Él no era nadie para reclamarle algo a Aaron. El joven ahora era libre, en todo caso, a su actual novio deberían de decirle aquello. Mason ya no era parte de su vida.

🐇🐇🐇

Aspiró profundo, y luego soltó una gran cantidad de humo. Había querido un vaper durante mucho tiempo, y uno de sus compañeros se lo había traído, con una esencia de menta y limón.

Y le encantaba el sabor que le dejaba, y jugar con el humo. Sospechaba que era igual de dañino que el cigarrillo, pero prefería el vaper antes que un cigarro normal.

Eran cerca de las once de la noche, y había atendido a su último cliente, contando el dinero que había hecho aquella semana. Era viernes por la noche, y él se encontraba en la habitación de un motel, dónde su acompañante ya se había ido.

Contó el dinero, y separó algo para el taxi. A la mañana siguiente iría a un cajero, para hacer un depósito a su cuenta en el banco. Ya le faltaba muy poco para irse a vivir sólo.

Fue a tomar su bolso para darse una ducha y cambiarse de ropa, y fue entonces cuando al sacar sus cosas, cayó un llavero. Decía Baby, y tenía un pequeño chupete*.

"—¿Esto significa que me darás la llave de tu casa? —preguntó sorprendido, mirando a Mason.

Y él sonrió y le dio un beso corto en los labios, acariciando sus mejillas.

—Algo así."

Las llaves de su casa nunca se las había dado, ya que ellos habían terminado antes su relación. Suspiró y dejó el llavero sobre la cama.

Se había deshecho de todo lo que Mason le había regalado, incluido el costoso celular. No quería nada de él.

A veces tenía ganas de enviarle un mensaje, de llamarlo, pero sabía que no tenía derecho a hacerlo. Él ni siquiera lo había podido dejar decentemente.

A veces se preguntaba si realmente había querido a Mason, o si simplemente había sido cariño. Él había sido su primera vez, y gracias a él, también se había descubierto.

Gracias a él, había aprendido que podía conseguir regalos a cambio de favores, aunque Mason jamás hubiese hecho eso con él.

"—Amor ¿Dónde estás? Quedamos íbamos a encontrarnos hace media hora."

—Lo siento, Jo, ya estoy saliendo para allí —le dijo a su novio, al atender la llamada.

Sí, llevaba más de media hora de retraso.

🐇🐇🐇

¿Qué se suponía debía hacer un hombre de treinta y siete años un viernes por la noche? A veces creía que se sentía viejo por demás.

Pero tampoco se sentía seguro de salir a bares o clubes. ¿Qué tipo de mujer u hombre conocería allí? Lo que menos quería, era tener otro hijo no reconocido.

Y también temía volver a enamorarse. Ya bastante mal la había pasado por Aaron, no quería volver a sentir lo mismo.

Tal vez tendría que intentar acercarse a su hija, para tener a alguien en su vida que lo motivara en aquel momento tan solitario. A su edad, era deprimente volver del trabajo y que nadie estuviera allí esperándolo.

No tener una pareja, alguien que lo quisiera. Y Mason no era un tipo muy sentimental, pero estaba en una parte de su vida, dónde quería tener una pareja cariñosa, compañera.

Alguien dispuesto a darlo todo como él.

...

Sugar baby boy (Bunny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora