XVIII

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"—¡¿Cómo pudiste hacerme esto, Aaron?! Di la verdad ¡¿Quién te golpeó?!"

—L-Lo siento, Jo... No tuve opción. Y será mejor que ya no me llames, te meterás en más problemas.

"—¿Más problemas? ¡Tus padres me denunciaron! ¡¿Tienes idea de cómo eso me afectará en un futuro?! ¡Quedaré asentado como un violento golpeador! ¡Yo jamás te hubiera golpeado!"

—Lo siento —pronunció bajo—... No quería culparte a ti, pero...

"—Creo que jamás me quisiste —le dijo con angustia—. Sólo me usaste."

El joven castaño respiró profundo, y luego se alejó el celular de la oreja, para poder cortar la llamada. No creyó que sus padres fueran a reaccionar de ese modo, que como mucho se enojarían.

Pero no, estaban furiosos.

No le había quedado más que ir a hacer la denuncia con ellos, y negarse rotundamente a ir a un hospital para que lo revisaran. Lo último que buscaba, era que acusaran a Johan de violador.

🐇🐇🐇

Estaba saliendo del banco, cuando sin darse cuenta chocó a un muchacho.

—Lo siento, no te...

Dejó de hablar al verlo. Llevaba anteojos de sol, pero aún así podía reconocerlo. Era él.

—Hola —pronunció él, con una leve sonrisa.

—Hola.

—T-Tanto tiempo ¿No? —preguntó en un tono incómodo.

—Sí, seis meses desde que me dejaste de hablar.

—M-Mason yo... L-Lo siento. No sabía cómo hacerlo, y creí que de ese modo, era el menos doloroso.

—Está bien, ya no importa —le dijo pasando por su lado.

—Espera —le pidió tomándolo del brazo—. Yo quisiera hablar contigo.

—Ahora no puedo, debo volver a mi trabajo. Pero tienes mi número, puedes enviarme un mensaje si quieres. Lo responderé cuando tenga tiempo.

—Está bien —pronunció con cierta molestia, soltándolo.

¿Quién se creía que era para decirle qué le respondería cuándo tuviera tiempo? ¡Era un imbécil! Pero claro, debía aguantarse... Hacía varias semanas no tenía un acompañante y necesitaba dinero.

Sin contar con que no sabía en quien confiar para hablar de lo que le estaba pasando.

🐇🐇🐇

Se había puesto un pantalón de cuero ajustado, que marcaba su lindo trasero, y una camisa color crema, algo suelta. Se había delineado de negro los ojos, y colocado un poco de glos en los labios.

Y ahí estaba, en la puerta del departamento de Mason, esperando a que el abogado le abriera.

—Creí que me enviarías un mensaje —le dijo frunciendo el ceño, observando al muchacho del otro lado.

—¿No estás feliz de verme? —sonrió travieso.

—¿Qué quieres aquí, Aaron?

—Hablar contigo, y mira, traje helado.

Mason suspiró y se hizo a un lado, dejándolo pasar.

—Se ve más bonito tu departamento, ¿Lo remodelaste?

—Sí, Isabel vive ahora aquí conmigo también.

—¿Isabel? ¿Quién es Isabel? —le inquirió con cierta molestia.

Sugar baby boy (Bunny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora