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Montserrat me había informado que Christian se encontraba en una sesión de fotos y que necesitaban urgentemente una corbata en específico y claro, como yo era la ayudante/becaria, me había tocado a mí correr por el centro comercial en busca de la corbata. Luego tuve que conducir a toda prisa hasta el lugar en el que se encontraba mi jefe.

-Muchas gracias, Victoria - al menos era agradecido - vuelve a la empresa y sigue con tu trabajo - ordenó.

Christian todavía no había llegado así que comencé a adelantar trabajo. Revisé algunos documentos e hice fotocopias, preparé su agenda y ordené su escritorio.

Había  pasado ya una hora y Christian no llegaba. Minutos más tardes llamó avisando que no llegaría a trabajar.

Como no tenía nada más que hacer, decidí pasarme por la escuela de baile. En realidad era un pequeño edificio en unos de los barrios de Acapulco en donde un grupo de amigos a los que también les gustaba la música y el baile como a mí, dabamos clases gratuitas de baile a muchachos a los que les gusta el bailar. Nosotros les enseñabamos a bailar y a cantar.
Mi padre no esta al tanto de esto, pero en realidad no me importaba, estaba muy contenta sabiendo que podía ayudar a esos muchachos que querían  llevar otra clase de vida.

Cuando acabaron me acerqué.

-¡Wow, Qué  bien bailan! - dije maravillada.

-No sé, esta coreografía no me convence - dijo Javier desilusionado.

-Te ayudo si quieres, ya acabe mi trabajo y no tengo nada que hacer - dije con ilusión.

-De acuerdo.

Pasó una hora y  yo estaba ahí  bailando,  aportando pasos a la coreografía.
Comenzamos a mover nuestras caderas, a saltar, a movernos al ritmo de la música. Rozando mi cuerpos con los cuerpos musculosos de esos lindos chicos. Esos muchachos estaban para comérselos. Acabó la canción y nos dirigimos a Javier quien nos felicitó.

Más tarde decidí que ya que era viernes estaría bien salir a tomar algo por ahí, así que llamé a mi cuñada y mejor amiga y quedamos a las diez en mi casa.

-¡Victoria! - era ella tocando a mi puerta.

-Pasa.

Estaba acabando de ponerme los tacones.

-¡Wow! Estas muy linda.

Le agradecí y salimos de casa en mi coche. Habíamos decidido ir a una discoteca privada que acababan de abrir. Por lo que decían, sólo los niños ricos entraban ahí, la gente de alta sociedad.
Yo pensaba que era una estupidez y no tenía ganas de entrar ahí pero Fernanda me convenció.

Nos encontramos a varios de los amigos de mi hermano y también a algunos otros conocidos.

-Fer, tengo que ir al servicio. Ves a la barra y pide algo ¿Vale?

-Ok, no tardes.

Me dirigía al servicio, cuando me encontré a Logan. Un chico con el cual hace un mes tuve algo. Lo de nosotros no fue mas allá de sexo y más sexo, era un chico guapísimo pero había algo en él que no acababa de gustarme. Tal vez el hecho de que era un completo niño de papi.

-Cada día te pones mas hermosa, Victoria - depositó sensualmente un beso en la comisura de mis labios.

Giré mi rostro algo incomoda y ahí  estaba Christian. Vestido con unos jeans negros pegados a sus bien formadas piernas y con una camiseta azul que marcaba esos brazos que empezaban a volverme loca. 

La incomodidad creció más. Genial, tenía que encontrarme a mi jefe aquí.

Volví mi atención a Logan.

Lo Que La Vida Me Robó [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora