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Al abrir mis ojos noté un cuerpo que me abrazaba y entonces alcé mi vista para saber quien era, y ahí estaba el hermoso rostro de Cristian Holland ¿¡Victoria que hiciste!? Me gritaba mi subconsciente. ¿Cómo pude haber caído en su juego?

-Hola hermosa - dijo con esa voz seductora que tenía.

-¿Cómo puede haberme acostado contigo ?- dije separándome de él - ¡Dios estoy loca!

-Era lo que queríamos los dos ¿No sé porqué te pones así? - dijo con el ceño fruncido.

-¡No yo no quería esto! - exlamé.

-¡Pues yo no te obligué¡ - exclamó enfadado-¡Dios Victoria! - tomó aire para relajarse - Ya somos bastante mayorcitos como para ponernos en este plan. Mantuvimos sexo, los dos teníamos gana el uno del otro y ya esta - suspiró - míranos estamos aquí en una cueva discutiendo, desnudos. Vale si para ti no significó nada lo que acaba de pasar, no importa porque simplemente no te voy a pedir que seas mi novia y mucho menos mi mujer. Así que te pido que te tranquilices.

-Tú no entiendes. Trabajo para ti, ya conseguiste lo que querías. Ahora me despedirás y yo me iré a la mierda porque...

-Victoria, quédate tranquila. No te voy a despedir... Si te hace sentir mejor, haremos como si esto jamás hubiera sucedido ¿Sí?

Lo miré en silencio por un buen rato.

-De acuerdo, pero se acabaron las insinuaciones y las miraditas - le exiguí.


* * * *


Al abrir mis ojos me di cuenta de que me había quedado dormida, miré la hora en mi movil y ya eran las ocho y media. Fui al baño y me di una ducha. No podía creer todo lo que había pasado en la súltimas horas. Desde que ese estúpido rubio de increibles ojos azules como el cielo en un día de verano  había aparecido en mi vida todo estaba patas arriba.

La atracción que sentía por Christien demasiada y para complicarlo más, él me estaba empezado a gustar y eso era muy peligroso.

Me coloqué nuevamente un vestido y me recosté en mi cama. Estaba haciéndome mis cuestiones cuando tocaron a mi puerta.

-Adelante - cocntesté desde el baño mientras acababa de recojerme el cabello.

-Hola - solo escuchar esa voz se me hizo un nudo en el estómago.

Este hombre mantenía más metido en mi casa que en la suya y tuve ganas de reprocharle aquello, pero era de mala educación. Lo encontré en la puerta.

-Christian, pasa...

-Victoria, quería saber si te encontrabas bien - se le veía algo nervioso.

Me acerqué a la ventana queriendo alejarme de él, pero me siguió y su puso a mi lado. Solo notar el roce de la piel de su brazo con la mía hizo que mis hormonas se alborotaran de nuevo y las imágenes de nosotros en la cueva lo empeoraron todo. Sus labios y su lengua recorriendo mi piel... Sus manos en mis pechos y luego sus dedos entre mis piernas... Mi corazón empezaba a latir muy rápido y el cosquilleo entre mis piernas se intensificaba.

-Ti-tienes que irte... - pedí con mi voz entre cortada.

Lo miré a los ojos para suplicarle que se alejara pero esos labios que hacían que me perdiera estaban llamando mi atención. Me sentí necesitada, de él, de su cuerpo. Recorrí con la mirada sus labios, ese cuello que deseaba besar también, ese pecho fuerte imponente que tenía y cuando llegué más a bajo, me encontré con el bulto que empezaba a hacerse mucho más notorio en sus pantalones.

Volví a mirarlo y quise hablar, pero el se me adelantó.

-No puedes mirarme con esos ojos y esperar que no reaccione - aseguró.

Lo Que La Vida Me Robó [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora