Descubierta

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Los rayos de sol pasaban como intrusos en una de las ventanas del apartamento de Eren. Esa razón hizo que sus bellos ojos comenzasen a abrirse.

Suspiró cansado, su vista se dirigió al reloj de su habitación.

- ¡Son las 11:00!- exclamó incorporándose en la cama aún con las mantas cubriendo su desnudez.

Por la puerta de la recamara entró una hermosa azabache, cubierta solo por una sudadera blanca que le llegaba hasta los muslos, dejando ver sus largas y delgadas piernas. En sus manos llevaba una bandeja con el desayuno.

- Buenos dias.- saludó Misaki con el rostro levemente colorado.

El ojiverde mantuvo su mirada en la mujer, ella se veía intimidada y algo nerviosa. Eren posicionó sus ojos en la sudadera que la asiática llevaba puesta, ella al darse cuenta de eso habló.

- T-tenía frío...- confesó desviando la mirando hacía otro lado en cuanto el moreno le regaló una sonrisa ladeada.- Y s-sólo encontré esto...

- No importa, linda.- respondió Eren y sus ojos se hicieron grandes, recordó que debía ir a trabajar.- ¡E-es muy ta-tarde!- se llevó las manos al cabello.

- Eren, no. He llamado a la empresa. Les he dicho que iremos en el turno de tarde.- explicó la ojiazul relajando asi al empresario al mismo tiempo se acercó a dejar la bandeja con comida en la mesita de noche.

- Bien... Entonces... Argg...- se quejó mientras frotaba su cabeza con una mano.- Me duele la cabeza.

- Es normal.- afirmó Misaki subiendo a horcajadas a la cama, sentándose de rodillas delante del castaño.- Ayer despues de hacerlo te fuiste a beber alcohol en el salón y volviste a la cama para otra ronda.- dijo molesta con los brazos cruzados, deviando su mirada con rubor.

- ¿E-eso hice?- cuestionó con la cara roja.- Lo siento mucho, Misaki.- se disculpó cabiz bajo debido a la.verguenza.

-...- la asiática suspiró.- ¿Qué te pasaba?- preguntó curiosa y preocupada.

Eren abrió los ojos, recordó cada momento de lo sucedido ayer en la clínica. El problema era Annie. No quería entrometer a Misaki en sus conflictos, pensaba que sería una carga para ella pero, ¿quién no? Si la persona que amas debe ayudarte en todos tus problemas. El castaño no pensaba de esa forma, no quería que nadie sufrise por él.

- Estaba estresado, nada más. Probablemente eran solo ganas...- mintió el ojiverde. Levantó su mirada hacía Misaki. Pudo ver su cara roja, pero de enojo, se sus ojos salían pocas lágrimas y se asomaban más, mordía su labio inferior apretandolo.- ¡N-no quería decir eso!- exclamó y cerró fuertemente los ojos en cuanto vió la mano de la azabache alzarse sobre su rostro.

- Por favor , Eren, eres de lo peor...- declaró la ojiazul sin regalarle esa hermosa cachetada que iba a recibir.- Mejor desayuna...- sugirió con la vista baja y se dió cuenta de que Eren no movía ni un solo músculo.- ¡Ya!

~~~

-No lo puedo creer...- susurró Levi.

- ¿Cómo es que tu amiga conoce a Mikasa?- cuestionó Petra apoyada en el marco de la puerta de su recámara.

- No tengo ni la más mínima idea...- confesó el azabache.

La peli naranja se quedó pensando sobre miles de posibilidades que podrían haber pasado entre su amiga y Hanji. No había mucho que pensar, era probable que se hubiesen conocido pero...

- Argg... Es imposible.- susurró Petra llevándose las manos a la cabeza de manera aturdida.

- ¿Qué ocurre?- cuestionó Levi mirando fijamente a la mujer.

 Voy a enamorarte {Eremika} 2°LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora