Ni madre ni hija

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- ¿Qué ha pasado papá?- cuestionó el niño de cabellos rubios medio somoliento debido a que abrió sus ojos al escuchar como en medio de la noche se abría la puerta de su casa y se cerraba de un portazo.

Sus hermoso ojos claros veían como el hombre al que llamaba padre se encontraba mirándolo, algo aturdido y con temor, estaba empapado y sus manos se aferraban a la puerta recargándose en ella para que asi no entrase nadie más.

Daniel interrogó a su padre. Des de la otra noche no lo había visto y ahora se presentaba con esas fachas. ¿Dónde había estado? ¿Con quién se había encontrado? ¿Qué estaba haciendo? ¿Y por qué?

- Daniel, por favor, no digas nada de esto...-suplicó a duras penas mientras subía las escaleras para buscar su habitación y adentrarse en ella dejando al rubio confundido que ibas detrás de él para volver a su cuarto con algo de nervios.

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15 horas antes

Es muy complicado explicar como debe sentirse una madre al perder a su hija. Y no hablemos del padre. De esa manera, en la que no es posible expresarla en palabras se encontraban Levi Ackerman junto a Petra.
Hacía casi cinco horas que habían ingresado a su hija a hacerle unos estudios, hace unos dias era lo mismo pero hoy era distinto, claramente y sobre todo cuando vieron como pasaban enfermeras con la niña corriendo hacía otra sala. La pelinaranja fue trás ellas dejando fluir su llanto mas Levi la detuvo cogiendo su mano cuando las enfermetas entraron en una habitación.

- No puedes hacer eso, Petra...- susurró el azabache cabiz bajo.

- Es mi hija, Levi...- reprochó con voz suave para después apartar violentamente su mano de la del contrario.

- Petra...- replicó el ojigris sorprendido de ver el semblante enfurecido y angustiado de la mujer.- También es mi hija...

La pelinaranja miró unos segundos al azabache, dándose cuenta de como Levi también sufría, era su hija, el fruto de su amor y ahora se encontraba entre la vida o la muerta. Se lanzó a los brazos del hombre empapando su chaqueta con lágrimas. Estaba tan desesperada.

- Sólo es una bebé...Ni un año...A penas conoce a sus padres...- afirmó Petra dolida, con la voz quebrada.

Eren veía esa silueta abrazándose, dándose ánimo mutuamente. Era algo que en cierta forma él creía que nunca viviría pero sus pensamientos estaban centrados en la azabache que como a Ariadna le hacían estudios, no sé sabía la situación de ninguna pero las cosas podían empeorar o quizás no. Decidió alejarse de ellos para sentarse en las sillas de las salas de espera mientras tomaba un sorbo se su café. Su mano temblaba mientras viajaba la taza hasta sus labios algo fríos. Seguía pensando en ella, en Mikasa, de la nada apareció su figura en su cabeza y la mezclaba con la de Misaki. O eran clones o la misma persona pero para que tengan los mismos rasgos, ojos, sonrisa, era imposible de creer. Recordaba a la Mikasa dulce e inocente que conoció, la que tuvo a su hija y se volvió tan protectora y terca. Le fascinaba recordarla. Misaki, era un mujer, aún joven pero muy madura, inteligente y segura de si misma. Las dos son tan distintas pero complementarias, eso le hacía llegar a desesperarse. ¿Iba a perder a las dos? El destino era demasiado cruel. ¿Había hecho algo tan horrible para que se las quitasen?

Sin darse cuenta comenzó a cerrar los ojos. La noche anterior no había dormido y lo único que necesitaba era dormir, eso y quizás a su hija, no la había visto des de ayer y le daba ansias de abrazarla sólo con imaginarsela en la cabeza, era su único y más mayor tesoro en el mundo. Amaba a Daniel, pero sabía que no era de su sangre, eso lo supo demasiado tarde, ya había caido rendido al pequeño de sólo un año, le entregó todo su cariño y lo crió como su hijo en cuanto metieron a Annie en el hospital internada, lo que se le ocurrió fue enviar al pequeño  rubio a viajar por el mundo junto con un tutor, si seguía manteniendo una relación tan fuerte con un niño que no era suyo no sabía de qué era capaz el destino, quiso mantenerlo alejado pero ya hace casi un año que está viviendo en su casa. Eren se arrepintió de haberlo alejado de él mucho tiempo.

 Voy a enamorarte {Eremika} 2°LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora