Capítulo 8

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- Sí - confirmó casi sin darse cuenta. "¿Por qué coño le he mentido?" pensó nada más pronunciar esa palabra.

- Me alegro mucho por ti, mi niña - dijo dejando un beso en la cabeza de Ana - ahora vamos a dormir que son las dos y media - añadió mirando su reloj.

Ana se tumbó en la cama que compartía con su padre pero no podía dormir. No paraba de pensar en lo estúpida que había sido por decir que sí, ahora tendría que fingir también delante de su padre. Pero tampoco podía negarlo porque tarde o temprano todos los medios lo contarían. Por primera vez desde que empezaron el pr, Ana se sintió rara. Le daba igual que Twitter, la prensa o sus compañeros de OT pensaran que era novia de Mimi, pero con su padre era distinto. Cuando aceptó hacer esta locura no pensó en él, y se sintió rara porque prácticamente acababa de salir del armario con su padre. Aunque era hetero ahora tenía un poco de miedo de que su padre la viera de una forma distinta, sabía que realmente eso no pasaría, pero aun así no podía evitar estar un poco asustada. En medio de esa tormenta de reflexiones nocturnas, Ana sintió por primera vez un impulso de acabar con esa farsa y distanciarse de la rubia.

En algún momento de la noche el sueño pudo con ella. Parecía que tan solo llevaba diez minutos durmiendo cuando su padre la despertó, aunque realmente habían pasado horas.

- Ana, son las 10, vamos a desayunar.

Nunca entendería por qué su padre tenía la manía de levantarse temprano incluso los fines de semana. Para él las 10 de la mañana era tarde.

Los dos fueron a desayunar y Ana rezó todo lo que sabía para que su padre no sacara el tema de su "noviazgo" con Mimi. Y lo estaba consiguiendo. Ya casi habían terminado su desayuno y había logrado que, entre todos los temas de los que habló Antonio, no estuviera la rubia. Pero fue entonces cuando Mimi apareció por el bufé y los saludó con la mano desde lejos al localizarlos sentados en una mesa. Ana apoyó la frente en su mano mientras mantenía los ojos cerrados, sabía que Mimi se dirigía hacia ellos y no estaba preparada para lo que se aproximaba.

- Hola - saludó Mimi alegre a la vez que se sentaba junto a Ana. Antonio les sonreía desde el otro lado de la mesa.

- Buenos días, Mimi - dijo el hombre felizmente, que tras dar un último sorbo a su café, añadió - Ana ya me lo ha contado y quiero que sepas que estoy muy feliz de que mi hija y tú estén saliendo.

Ana la miró de reojo y vio que su amiga se había quedado pálida, con los ojos como platos, y la boca abierta.

- Espero que sigan siendo tan felices juntas - dijo poniéndose de pie - Bueno, voy a aprovechar y voy a probar el jacuzzi que hay al lado de la sauna. Si después quieren salir y dar un paseo por la ciudad, me avisan - y dicho esto se largó dejando a Mimi todavía con la misma expresión.

- Mimi... - empezó Ana con algo de miedo.

- Ana, ¿qué ha dicho tu padre?

- Mimi, lo siento...

- ¿Realmente ha dicho que está muy feliz de que estemos saliendo o me lo he imaginado?

- Lo siento muchísimo. Anoche cuando llegamos del concierto me dijo que sabía que le estaba ocultando algo y que había visto cosas en internet y en revistas... que ve cómo nos miramos o yo que sé. Me preguntó si éramos novias.

- Y le dijiste que sí.

- Sí, no sé por qué, pero me salió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Va a seguir viendo cosas de nosotras en los medios. No podía decirle que su hija es una farsante que tiene que mentir a todo el mundo por exigencias de contrato, no quiero decepcionarlo.

Exigencias de contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora