Capítulo 24

4.3K 223 108
                                    

Ana abrió los ojos notando cómo el sueño se desvanecía con cada parpadeo. Notó el vaivén de la respiración de Mimi bajo ella y las manos de la rubia uniéndose sobre la parte baja de la espalda, dándose cuenta de que había dormido sobre la rubia toda la noche. Tenía la mejilla apoyada sobre su pecho, y levantó un poco la mirada para ver cómo la andaluza seguía durmiendo con los labios un poco entreabiertos y el pelo un poco alborotado. Ana comenzó a trazar una línea imaginaria de besos que dibujaba la clavícula, y sonrió al escuchar cómo se quejaba Mimi soltando un gruñido. Nunca había llevado bien lo de que la despertaran, pero que lo hicieran así tampoco estaba mal. Abrió los ojos encontrándose con aquellos marrones que la observaban divertidos y Mimi sonrió estrechándola un poco contra su cuerpo.

- Buenos días - susurró Ana sobre su cuello, dejando un último beso ahí.

- Dios, no sé cómo he podido dormir tan bien con alguien encima.

- Es lo que tiene dormir con tu novia - dijo Ana haciendo hincapié en la última palabra con una sonrisa orgullosa - eso y que peso poco - añadió riéndose.

- Novia - repite Mimi con una sonrisa. Hacía tiempo que no usaba esa palabra, o al menos de forma sincera. Por primera vez, esa palabra había abandonado para ambas el adjetivo "falsa" que solía acompañarla durante todos los meses que había durado el PR.

- Oye, Mimi - dijo Ana sacando a la rubia de aquellos pensamientos en los que se había perdido mientras sus dedos dejaban cosquillas por la espalda de Ana - podríamos ir a Universal para terminar con lo del pr. Estamos juntas, no necesitamos que la discográfica vaya pagando a paparazzis ni que siga metiéndose en nuestra vida personal.

- Pues sí, ya no tiene sentido - murmuró Mimi dibujando líneas imaginarias con las yemas de sus dedos sobre la piel morena de Ana - ¿Vamos luego por la tarde?

- Mmmm me parece bien - dijo Ana acercando sus labios para juntarlos con los de la rubia.

Y eso es lo que hicieron horas más tarde. Las dos chicas se bajaron del taxi cuando este se detuvo frente al edificio de oficinas de Universal en Madrid. Ana se quedó unos segundos mirando la puerta principal mientras pensaba en todo lo que había pasado en aquellos meses. Había llegado el momento, acabarían con el PR y con aquella etapa. Fue la mano de Mimi sobre sus hombros lo que la devolvió a la realidad, y juntas entraron en el edificio, saludaron al chico de la recepción y se dirigieron directamente al ascensor.

Mientras subían piso tras piso, Ana miró a Mimi, que le ofreció una mueca tonta y una sonrisa. Su mente volvió al día en el que les propusieron el pr, cuando se encontraron en aquel ascensor y ni siquiera eran capaces de mirarse sin sentirse incómodas. Cómo habían cambiado las cosas en poco menos de un año. El breve sonido de un timbre indicó que habían llegado a la planta que habían marcado, y atravesaron un par de pasillos hasta llegar al despacho que buscaban.

- Pasad, pasad - las invitó a entrar el trabajador de la discográfica al escuchar los golpecitos que Ana había dado en la puerta - Buenas tardes, sentaos - añadió amablemente.

- Queríamos hablar contigo - dijo Ana y Mimi asintió dejando que fuera la canaria la que hablara.

- ¿Ha pasado algo? Me sorprendió cuando me dijisteis esta mañana que vendríais las dos juntas.

- De hecho sí ha pasado algo - respondió Mimi mirando a la morena con una sonrisa enorme - Estamos juntas, en plan de verdad - explicó.

- Así que queríamos comunicarlo porque ya no es necesario seguir con esto del pr - continuó Ana.

- Por si tenemos que volver a firmar algún papel o algo - añadió Mimi.

- Pues antes que nada, enhorabuena - dijo el hombre sonriendo - hacéis una pareja muy bonita. Y por lo del pr no os preocupéis, yo informaré para que la discografía no lleve a cabo más acciones en cuanto a vuestra relación y nos limitaremos a encargarnos de vuestra imagen en otros aspectos.

Exigencias de contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora