Prólogo

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Las puertas del ascensor estaban a punto de cerrarse cuando Mimi se deslizó hacia a su interior.

- A lo justo - dijo sonriendo, una sonrisa que desapareció cuando vio quién estaba dentro.

- Hola - dijo Ana de forma seca y evitando mirarla.

- Hola - saludó Mimi mirándola de reojo - ¿Tienes una reunión tú también?

- Sí.

- Ah - respondió mientras jugaba nerviosa con sus largas uñas y fingía que cualquier cosa en ese ascensor era más interesante que la chica que tenía al lado.

Ana miraba hacia abajo intentando no pensar en el olor que había invadido el ascensor, el olor inconfundible de la que había sido una amiga tan especial. Dicen que, como las canciones, los olores te transportan, te permiten viajar en el tiempo a momentos concretos, y eso es lo que le pasó a Ana. Su mente viajó meses atrás, cuando ambas estaban en OT y recordó las risas, abrazos y todo tipo de emociones que vivieron en ese lugar. Luego pensó en algo más reciente, cuando salió de la academia.

Ana no lo gestionó bien, no supo hacerlo. La información, los fans, las críticas... todo fue abrumador. Pero lo peor se resume en una palabra: warmi.

Jadel la recibió con los brazos abiertos y una sonrisa enorme en el aeropuerto, pero en cuanto se quedaron solos en su casa la cosa cambió.

- Dime la verdad ¿Te has liado con ella, no? - dijo con desprecio.

- Yo... No, Jadel.

- Pues todos están convencidos de lo contrario. No sabes lo que he tenido que aguantar en las redes sociales.

- Lo siento - dijo Ana acercándose para acariciar su mejilla - no sé cómo ha podido pasar, no sé que han visto pero no es real.

- ¿No lo es? Porque he visto vídeos que me dicen lo contrario.

Ana se quedó paralizada e intentó recordar momentos de las dos que se pudieran malinterpretar. Acababa de salir después de estar meses encerrada, no podía recordar cada cosa que había dicho o hecho.

Jadel rió incrédulo -¿Ni siquiera lo vas a negar?

- Jadel, escúchame. No pasó nada entre Mimi y yo - y era verdad, aunque una vez se quedaron tan cerca la una de la otra que estuvieron a punto de besarse. Pero la rubia se había apartado evitando que eso pasara.

- ¿No sientes nada por ella?

- No, la quiero pero como a una amiga - dijo con unos remordimientos que prefirió ignorar.

- Pues demuéstramelo.

Y eso hizo Ana. Pensando que sería lo mejor para ella y para su pareja, se distanció de Mimi sin ni siquiera darle una explicación. Cuando la gira comenzó Ana se mantuvo así a pesar de tener que compartir escenario con Mimi.

El recuerdo de lo que sucedió unos pocos meses después inundaron entonces a Ana. Era el día de uno de los conciertos, y minutos antes de salir a cantar, Mimi la encontró sola en el vestuario del estadio donde actuaban. Estaba llorando sentada en el suelo.

- Ana ¿qué te pasa? - preguntó Mimi preocupada mientras se arrodillaba junto a ella. Ana apenas podía hablar, así que Mimi la abrazó con fuerza durante un rato hasta que por fin la morena se tranquilizó un poco.

- Jadel y yo lo hemos dejado.

Mimi no le preguntó nada más, no quiso saber cómo ni por qué, se limitó a estar a su lado y arroparla entre sus brazos. A pesar de que Ana se había alejado de ella sin darle explicaciones, Mimi estuvo ahí. Desde ese momento las cosas entre ellas mejoraron, volviendo a ser un poco como las Ana y Mimi de la academia. Aunque nunca llegaron a hablar sobre cómo se sentían al ver que la gente seguía shippeándolas.

Exigencias de contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora