A pesar de que me sentía terriblemente culpable por el destrozo que había hecho en su grupo de amigos, queriendo yo conseguir todo lo contrario en un principio, acepté la invitación. Quería estar con Jimin y, por una vez, decidí darle un capricho a mis impulsos y la parte de mi cerebro que no tenía miedo al rechazo o a las mentiras.
ㅡ¿Estás seguro? ㅡVolví a preguntar, esta vez por pura cortesía.
ㅡQue sí, pesado. Venga, ve a coger tus cosas.
Suspiré notoriamente y le llevé hasta mi cuarto. Le senté en la cama y comencé a coger las cosas que me llevaría a su casa para meterlas en una mochila.
ㅡMe gusta tu casa. Me siento seguro, puede que por la costumbre.
ㅡPuedes venir cuando quieras.
Terminé de prepararme, cogí las llaves y salimos de casa para dirigirnos a la parada del autobús que nos llevaría a su barrio. Tardamos unos veinticinco minutos en llegar. Se notaba que el ambiente en aquellas calles era diferente. Las tiendas eran distintas y había menos. Además, abundaba la presencia de gente más anciana y de niños pequeños.
Cuando nos bajamos, callejeamos algunos minutos hasta que llegamos a su casa. Se trataba de un edificio de unas cinco plantas, con ascensor. Jimin vivía en la cuarta y, nada más cruzar la puerta de la casa, experimenté una sensación que no recordaba haber vivido con anterioridad. Su hogar tenía las paredes blancas y el suelo de madera, el aire olía a ramen con verduras casero. Hacía calor y se oían algunas voces al final del recibidor de la entrada. Me llevó hasta el salón, que se componía de un par de estanterías llenas de libros y películas, una mesa, un sofá, una televisión y varias plantas. Había una mujer de mediana edad sentada en el mueble, frente a la tele. Cuando nos vio entrar, alzó la mirada y sonrió.ㅡHola, chicos. ㅡPronunció con energía, mientras se levantaba y se acercaba a mí. Se me cortó la circulación y el pulso en una milésima de segundo. ㅡ Yoongi, ¿no? Encantada, soy la madre de Jimin.
Sabía de buena mano que mis mejillas ardían como una puñetera hoguera y que estaría más que sonrojado. Fui incapaz de pronunciar un saludo aceptable así que me limité a asentir con la cabeza varias veces, mientras tragaba saliva. De manera torpe abrí mi mochila y le extendí a la mujer una botella de vino que había pasado a comprar en mi barrio antes de llegar a la casa de mi amigo, a pesar de las quejas de Jimin y de los "no hace falta".
ㅡGracias por dejar que me quede a dormir. ㅡLogré murmurar aquello una vez la mujer hubo fijado su mirada en la botella. Mi voz salió algo temblorosa pero lo suficientemente aceptable como para que me diese por satisfecho.
ㅡNo es nada, hijo, estamos encantados de tenerte aquí. ㅡAseguró ella, sonriente. ㅡY muchas gracias por el vino, este es de una marca bastante cara.
ㅡ¡Jiminie!
A los pocos segundos llegó corriendo una niña pequeña, de unos siete años, que se abalanzó sobre él nombrado, que la cogió en brazos con soltura.
ㅡYoongi, ella es Liah, mi hermana. ㅡFijó la mirada tanto en la pequeña como en mí. Ella se escondió en el cuello de su hermano, tímida. Yo tan sólo alcancé a saludarla con la mano, de manera débil. A pesar de lo nervioso y agobiado que me sentía en aquel momento, agradecía la presencia de la niña porque así no tendría que hablar con su madre mucho más, pues me sabía muy mal no saber qué decirle o cómo responder.
Poco después dejó a su hermana en el suelo y me guío a su habitación. Su casa era mucho más pequeña que la mía a pesar de que yo era uno y ellos eran cuatro. Su cuarto también lo era. Las paredes eran de un azul muy clarito y estaban decoradas con algunos pósters. Tenía la cama al lado de la ventana, además, poseía un armario, una mesa y una pequeña estantería llena de cómics, películas y libros. Me dirigí a esta última sin siquiera pensarlo, abriendo los ojos de par en par en cuanto vi qué es lo que rellenana aquellas tablas de madera.
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Mi melodía favorita - Yoonmin
FanfictionEra un chico reservado, callado, tímido. No tenía planeado salir de casa en, al menos, aquel verano. Prefería quedarse en su casa e imaginar la vida que le daba miedo vivir, mientras tocaba el piano o leía por tercera vez la misma novela. Tampoco te...