Te sentiste desfallecer mientras observabas el trozo de papel entre tus dedos. Hubo un pequeño momento de silencio en la habitación, a la par que un arrebol se cernía sobre tu rostro, intentabas calmar tu acelerado corazón.
-¿Y bien...? -preguntó Sasha después de unos segundos.
Elevaste la mirada y cruzaste toda la habitación en busca de Jean; estaba observándote de reojo con una ceja alzada, curioso. Claramente, lo pudiste notar.
-Jean -declaraste tras una fuerte exhalación.
Sasha soltó una risa aireada.
-Lo sabía. -susurró antes de arrastrarte con ella, ignorando tus protestas.
Mientras tanto, Jean recibía un alentador impulso por parte de Connie, cuya sonrisa se extendía de oreja a oreja. El chico le dedicó una mirada fulminante a su amigo a pesar del caliente rubor que se apropiaba de su faz.
Enviaste la mirada hacia tus pies apenas el rubio llegó a tu encuentro; alzando la vista cuando sus pies entraron en tu campo de visión. Un par de ojos dorados te observaban en silencio.
Te percataste como Jean se ruborizaba mientras pasaba una de sus manos por tu codo, llevándote al pequeño armario de suministros ubicado en la esquina de la habitación. Fuiste la primera en entrar.
Cuando Jean cerró la puerta, el pequeño espació de sumió en oscuridad. Tu cuerpo se presionó suavemente contra la pared que se encontrabas detrás de ti, mordías tu labio inferior con nerviosismo. No era para menos puesto que percibías en su totalidad, parte del cuerpo de tu acompañante presionándose contra el tuyo.
Ocurrió un silencio incómodo entre ambos mientras se removían, inquietos, en su lugar. Para tu suerte, Jean dejó salir un suspiro tras pasado un minuto porque sí, era obvio, no pensabas dar el primer paso.
-Mira, (Nombre). Si no quieres hacer nada, está bien para mí, pero creo que ahora podría ser la única oportunidad que tengo para decir... -Jean habló con dubitación, apagando su voz con cada silaba pronunciada hasta quedar, una vez más, en silencio.
Sentiste como una de sus manos viajó hasta su rostro, como si pudiera ocultar su rubor en la oscuridad.
-¿Para decir...?
-Me gustas -Las palabras se escupieron apresuradamente de sus labios, tomándote un momento comprender la confusión del discurso.
Durante tu silencio, los hombros de Jean se hundieron con rechazo.
-Lo siento -murmuró suavemente-. Probablemente no sientas lo mismo, debería irme y...
Fue interrumpido cuando tus labios rozaron los suyos gradualmente. Jean se vislumbró, sorprendido, pero de manera efusiva, devolvió aquella muestra de afecto; sus manos se enredaron en tu cabello. No pudiste evitar jadear.
Aquel gesto le facilitó a Jean deslizar su lengua más allá de tus labios, dentro de tu boca. Mientras tanto, una de sus manos jugaba con el dobladillo de tu blusa, tanteando paulatinamente la piel expuesta con un roce suave, gentil. Emitiste una interjección de sorpresa causando que Jean se detuviera y retrocediera automáticamente.
-¡Oh, mierda! (Nombre), lo siento, me deje llevar y... -Con un dedo, presionaste suavemente los labios de tu compañero. En la oscuridad, Kirschtein podía ver tus ojos brillar gracias a la pequeña luz que se escabullía por la puerta.
Enredaste las manos en las hebras rubias del chico, acercando los labios a los de tu contrario. Jean continuó jugando con el dobladillo de tu blusa. Acarició con una mano la suave piel de tu vientre, pasando por debajo de la prenda y frotando en círculos su dedo pulgar contra tu piel (morena/blanca/trigueña). El frío de sus dedos te hizo jadear, luego sonreír y finalmente, decidiste devolverle el favor.
Apartándote por un breve instante, deshiciste los tres primeros botones de la camisa del cadete, su respiración se convirtió en resoplidos ligeramente irregulares. Con la mano libre, deslizaste el tacto por debajo de su camisa, palpando los tonificados pectorales del varón. Jean reprimió un jadeo en el fondo de su garganta y, sin avisar, su boca descendió; colocando los labios contra tu garganta. Un temblor se apropió de tu cuerpo al sentir sus dientes morder suavemente la piel expuesta. Eras sensible.
Entre jadeos y rostros enrojecidos por el deseo, las manos de Jean recorrían hábilmente tus curvas. Fue entonces cuando el armario se inundó en luz que el varón fue consciente de sus actos.
Ambos se congelaron cuando Reiner dio un silbido, casi aullido, al verlos en semejante situación. Tenías las manos extendidas contra su pectoral expuesto, tu cuerpo presionado contra el suyo, sus manos arrastrándose debajo de tu blusa y...
-Vaya, ustedes dos si que no perdieron el tiempo, ¿eh? -Se río entre dientes.
Su rostro se enrojeció, si es que era posible, aún más.
Rápidamente, se separaron uno del otro mientras sus manos arreglaban parte de sus prendas y cabello, en un intento de verse más presentables. Salieron del armario, tomados de la mano, para sorpresa de los presentes.
Una docena de ojos se clavaron sobre ti tras volver a tu asiento, acurrucada sobre Jean quien yacía a un costado.
Tras unos minutos, escuchaste la voz baja del muchacho dirigiéndose hacia ti, tratando de no ser escuchado:
-Sabes, siempre podemos continuar esto más tarde.
Lo miraste con una tímida sonrisa.
-¿Mi habitación? -cuestionaste con un deje pícaro.
Jean sonrió de lado.
-Definitivamente.
❝❞
Hola, sigo viva (?). Perdonen la demora, ahhhg, pero mi madre tuvo la hermosa idea de ir a vacacionar al único lugar en donde no tenía internet. Grande mi madre, vaya que sí.
Anyway, ya volví y empezaré a subir los one-shots que ya tenía traducidos, además como lo prometido es deuda, les traigo al caballo. Osiosi. Espero que sea de su agrado, cualquier queja, duda y/o sugerencia déjenme saber ya que deseo traerles cosas de calidad <3
Sin más que decir me despido, pasen un bonito día. Muaaak~
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Seven Minutes in Heaven | SnK x Reader | Traducción.
Hayran KurguVolvemos con las traducciones. ⚠️ ATENCIÓN: Ninguna de las historias dentro de este libro me pertenece, al igual que los personajes, yo sólo me encargo de traducir con el único propósito de que los hablantes de lengua hispana lo disfruten. Esto por...