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Los remordimientos veían siempre después de cometer un acto indebido ¿no?
Si, efectivamente.
La idea daba vueltas por su cabeza de manera insistente, incluso cuando se encontraba con Tweek en la cama...
La rubia estaba respirando pacíficamente mientras reposaba en su pecho.
Acarició su cabellera rubia y sintió la culpa apoderándose de él.
Era un amigo horrible.
Traicionando el doble a Token y ahora a Kevin...
Eran buenas personas.
Personas que si podían hacer feliz a Tweek...
Pero incluso si así fuera sabia que la rubia no iba a permitirselos.
No porque Tweek fuera mala con ellos, si no porque sabía... Que estaba enamorada de él.
Y sabía también que haría cualquier cosa por él...
Se sentía mal... Saber que su existencia era un motivo por el cual Tweek no se había fijado en otras personas, personas que ciertamente merecían mucho más la pena que él.
La rubia se quedó dormida rápido, era normal, ella solía dormir mucho y tener el sueño muy pesado.
Cuando noto que su conciencia se había desvanecido por completo, salió de la cama y ya vestido decidió irse de ahí.
Mientras caminaba a su casa... Medito sobre lo que pasaba en su vida, como las cosas iban de mal en peor en lo referente a su confusión sobre qué sentía...
Sobre qué quería hacer con su vida.
Así que decidió rápidamente algo que quizás le ayudaría.
Se aislaria.
Por lo menos un tiempo...
Tweek necesitaba alejarse de él... Y podía hacerlo, estaba seguro, solo tenía que evitarla lo más que pudiera, aquello sería relativamente fácil.
De cierto modo lo fue.
Pones excusas para no verse, para no salir con sus amigos...
De hecho, pasaba sus días en la cafetería de los Tweak trabajando arduamente, incluso horas extra, cosa que Richard bendecia, el hombre castaño había tomado cierto cariño al muchacho pues era callado como una tumba y obediente como un esclavo.
A veces cuando se encontraba en horas relajadas, al ponerse a conversar notaba esa vena sarcástica e irreverente que tenía, le recordaba de cierto modo su propia juventud.
Y Craig comenzó a conversar con él señor Tweak, desahogado sus tonterías y alejándose cada vez más de sus amigos.
Prefiriendo el consuelo de un viejo ofreciéndole un chocolate caliente que cualquier otro individuo...
Cada vez que lo veía a los ojos le recordaba a Tweek.
Los ojos verdes que tenían eran idénticos.
Richard era ciertamente un buen padre, cariñoso y espléndido en lo que gastos correspondía.
Habían hablado un par de veces de su hija.
De cómo Tweek siempre había sido algo torpe y mala socializando, de cómo sufría el rechazo de otras personas pero una vez la conocían terminaban adorandola por completo.
Richard tiro un pequeño ataque al pelinegro mientras una de esas conversaciones ocurría.
–No creo que hayas sido la excepción, no pareces la clase de chico que tiene muchos amigos y sin embargo Tweek parece muy emocionada cuando te ve... Por cierto... Hace un rato que no están con ellos ¿no? Deberías tomarte un día libre aunque sea– dijo el hombre dando una palmada a su espalda mientras esté tomaba una caja y la llevaba al almacén, Craig dejó el objeto en su lugar y se sintió algo nervioso...
–Claro... Pero... Necesito el dinero así que debo trabajar– dijo avergonzado de mentirle al señor Tweak, obviamente no iba a decirle la verdad en voz alta.
"No Richard, estoy evitando a tu hija porque me pone muchísimo y si la veo se que me la voy a terminar follando, a tu bella hija, en tu casa, en tu sala, su cuarto, en tu cama si tengo la oportunidad"
Dentro de su cabeza río ante la posibilidad de jugarle una broma tan pesada a Richard... Se solían llevar bastante pesado pero eso... Sería demasiado.
–Hagamos algo, haz trabajado aquí un tiempo y lo haz hecho sin parar, me meterias en problemas si no tuvieras un día de descanso muchacho... Si necesitas el dinero, te daré un aumento por lo duro que haz trabajado este tiempo, pero necesito que elijas un día a la semana y saques tu trasero de aqui– dijo, riendo burlon, Craig negó con la cabeza.
–Richard, no puede arreglar todo con dinero... Pero esto si, acepto por supuesto– hablo, contagiandose de la risa del hombre.
–Entonces ¿Que día será? – hablo con tranquilidad, Craig se encogió en hombros.
–Viernes, supongo– hablo con una sonrisa, el señor Tweak asintió y volvió a la parte frontal del establecimiento, dejando al chico pensando en las cosas.
Más dinero...
¿Acaso los Tweak tenían tanto?
Sacó su celular cuando se percató de que casi era hora de irse.
Miró un par de mensajes en la bandeja de entrada.

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