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"Hey Craig... Estaba pensando en que podrías venir"

"Estoy en el trabajo, pero bueno, Kenny puede cubrirme"

"Mis padres se fueron, volverán mañana en la tarde"

"Estas diciéndome lo que creo que estas diciéndome?"

"Solo decía... Si no puedes esta bien"

Sonrió triunfante.

"Claro que puedo"

Craig miro de reojo a Kenny y Marjorine con quienes compartía turno en aquel restaurante, se acercó lentamente a ellos.
–Hey ¿podrían cubrirme hoy? – dijo el pelinegro, Kenny gruñó frustrado.
–Tucker es la tercera vez este mes ¿Podrías al menos decirnos donde te metes? –
El pelinegro lo miró sin reaccionar ni un poco, Marjorine le sonrió cálidamente.
–Yo te cubro... No te preocupes... Yo se a donde vas– dijo la chica, su rostro de torno sombrío y su sonrisa se ensancho de manera espeluznante.
–Vi tu teléfono–
Kenny volteo hacia ella y comenzó a suplicarle que le contará algo, Craig por su parte se retiro rápidamente de ahí, esperando que no se quedarán demasiado tiempo hablando sobre el asunto.
La verdad es que ese mes había estado tan sexualmente activo que incluso se sentía más en forma.
Afuera hacia frío, pero no de manera excesiva, solo una ligera ventisca que le hacía doler los pómulos.
Se dirigió a la dirección que Tweek le había proporcionado.
No quedaba lejos de su cafetería, dio con la elegante casa en cuestión de minutos.
Solo había una luz encendida, la del cuarto de la chica.
Una habitación que parecía apartada, dando a un pequeño balcón.
"La de la luz encendida eres tu supongo" envío en un mensaje de texto.
Tweek salió al balcón para mirar desde ahí al chico, al cual saludo silenciosamente desde arriba.
Él llevaba una sudadera negra encima, unos jeans desgastados, botas y el cabello bajo su acostumbrado chullo.
Ella, un gran camisón abrigado que parecía de felpa y pantuflas de conejo
La chica camino escaleras abajo y abrió la puerta, encendiendo algunas luces en el proceso.
Craig espero paciente mientras oía a Tweek abrir varios seguros de la puerta, miró el balcón pensando que quizás sería más fácil haber entrado por ahí...
–L-Lo siento, la puerta principal tiene muchos seguros– hablo avergonzada, él solo sonrió y entró lentamente.
La casa era gigantesca.
Noto un gato paseándose por la sala de estar, unos sofás de estampado elegante, las lámparas lucían más caras que el edificio donde el vivía.
Una gran pantalla de plasma, alcanzó a ver la gran cocina que parecía tener detalles de mármol, los pisos y escalones de la escalera parecían del mismo material.
Todo sumamente pulcro y adornado con detalles dorados.
Noto cierta reminiscencia al estilo romano en aquellos decorados.
–Sabía que tu familia tenia dinero pero esto es ridículo– dijo, Tweek le sonrió.
–Papá es algo... Estrafalario... Le gustan esas cosas...– dijo mientras tomaba su mano y lo guiaba a la planta de arriba.
–Sería super hacerlo en la habitación de tus padres –
Tweek le propinó un fuerte golpe en el brazo, a lo cual Craig fingió estar severamente lastimado, haciéndola reír.
Cuando entró a su habitación se sorprendió, era un lugar bastante grande.
Su cama tenía una base bastante singular, con lo que parecían cortinas de seda cubriendola.
Un par de mesas a los costados, donde había lámparas y dos grandes jarrones con flores que desprendían un aroma agradable.
Noto algunos muebles con muchos libros, perfectamente ordenados.
Muchos muñecos de felpa en una repisa, conejos para ser exactos.
–Que infantil eres–
–M-Mi papá me regala uno cada vez que cumplo años, d-dice que son lindos, c-creo que son lindos– dijo ella sonriendo al abrazar uno.
Noto un muñeco más, un pequeño dinosaurio verde que lucia mucho más viejo y le pareció tierno pues no se encontraba con los demás, si  no en la cama, cobijado por la manta afelpada que ahí había, como si el pequeño reptil descansará en la almohada esperando a su dueña.
–Me quedó con este – dijo tomándolo y metiéndose lo en la sudadera, Tweek inmediatamente se lanzó sobre él, tratando de quitárselo con desesperación.
–¡Eso es mío! –
–Todo aquí es tuyo, pero no debiste meter a un extraño a tu casa– dijo acercándose el muñeco a la cara y dándole un pequeño beso en lo que se suponia era su hocico, para devolvérselo.
–A v-veces no se p-porque te sigo hablando–
–Oh... Sabes muy bien porque lo haces... – dijo, acercándose a envolverla en sus brazos mientras comenzaba a besar su cuello.
A decir verdad sabía porque seguía hablando con ese gran tonto...
Lo amaba.
Se dejó llevar como siempre... Como cada ocasión que estaban juntos...
No era algo forzado, de hecho, disfrutaba cada instante de aquello...
Pero también sabía por las caras desconcertadas de su amante que había veces que ella misma se dejaba en evidencia...
Pero no podía evitar acariciarlo con cariño cuando estaban tan juntos, no podía evitar besarlo con dulzura cuando él lucia tan tranquilo y relajado...
Jugar con sus dedos y acariciar sus manos cuando estaban adormilados, hablando de cualquier tontería...
Y quizás Craig comenzaba a notar que algo era inusual.
Pero decidía no decir nada al respecto, no quería complicar lo que tenían.
No le pondría un nombre ni términos, sólo... Existía, era algo de ellos dos y sólo de ellos dos.
Incluso él se había adaptado a ello.
Había dejado de tener sexo con otras personas... No le veía sentido a tener más parejas si se sentía satisfecho con la frecuencia y la calidad del sexo que ambos tenían.
Habían pasado todo ese mes juntos, por lo menos tres veces por semana.
Viéndose en la escuela, ocultando las cosas lo mejor que podían...
Era claro para sus compañeros que se habían convertido en amigos, pero nadie sabía nada más...
Aquello tenía feliz a Craig, Token y compañía parecían totalmente distraídos en otros asuntos como para prestar atención a cuando Tweek y él se ausentaban.
Justo como en ese momento.
Y el mismo... Perdía cierta noción de la realidad cuando estaba con ella.
Saber que tendrían una oportunidad de tener sexo lo ponía ansioso e impaciente.
Esa era la magia de Tweek.
Hacer que todo a su alrededor importara una mierda.
Como si todo se desvaneciera y sólo importara ella.
No sabía exactamente cómo describirla.
Era cómodo, práctico, satisfactorio, ella era buena para él, alguien que solo parecía traerle cosas buenas.
Se había negado rotundamente a aceptar su dinero de nueva cuenta, pero los beneficios no se limitaban a su economía.
Se sentía tranquilo, completamente en paz cuando sabía que ella estaba ahí.
Su odio a la humanidad y a todo ser vivo se había disminuido... No tanto, pero si algo significativo.
Le ponía ansioso que alguien se percatara de lo terapéutica que era la presencia de Tweek en una habitación, de cómo todos parecían relajarse y sonreír cuando ella estaba cerca, incluso otras chicas.
Era una fuente de armonía.
Y no podía negar que ver a Stoley hablando con ella o a Token llegar con regalos encantadores en su falso papel de amigo preocupado lo hacía querer arrancarles las pelotas.
Pero justo en ese momento.
Eran solo ella y él.
Solo esa linda maraña de cabellos dorados entre sus dedos, esos ojos suplicantes mirándolo, esos hermosos labios llamándolo con impaciencia.
Y amaba eso, adoraba cada momento, le venía de maravilla desquitar todo su estrés y frustración estando con ella en la cama.
Por lo menos en esos momentos, por la manera en la que lo miraba, por la manera en la que respiraba su aliento y sus jadeos se convertían en los de ella, era suya, solamente suya.

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HOLA
soy la escritora más rápida del oeste osiosi
La próxima parte empezamos con algo que yo llamo el punto de quiebre de esta historia.
Pero no es el final.
Creo que es el principio de algo OwO
No se que decirles
Espero que les guste

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