Capítulo 8.

279 29 2
                                    

—¿Y bien?

Sonrió con suavidad entregándole aquella bebida, tomando asiento a su lado mientras elegía alguna serie.

—Estoy bien con lo que decidas ver, no tengo problema alguno... -Tomó un suave sorbo al chocolate. Tan dulce y caliente.

—No, dime. ¿Qué quieres ver? -Cedió en control al rubio viéndole atento, sin más fue recibido comenzando a elegir una serie.

THE TUDORS.

Era la clásica historia de Enrique VIII quién fue enseñando la manera de manejar a su país tras el asesinato de su tío.
Una historia llena de drama, suspenso, guerra, venganza y...¿Sexo?

Las mejillas del rubio se tiñeron completamente de rojo al ver aquellas escenas. Trató de ocultarse en la manta que sus hombros cargaban o distraerse en el chocolate que traía.

—Así que...¿esto es lo que sueles ver? -preguntó curioso aquel semi moreno mientras le daba un suave trago a su copa. No podía despegar la vista de la pantalla.

—¡Sí! ¡Digo no! ¡Bueno, Thor dijo que era una buena serie y justo la vi así que la puse pero no sabía! y...lo siento tanto.

Aquella taza fue retirada de sus manos obligando a ver cómo el moreno se posaba encima suyo. Justo entre sus piernas.

—¿T..Tony? -Se acomodó mejor, dejando caer aquella manta.

—¿Y si seguimos su ejemplo? -Su sonrisa fue coqueta y amplia.

Una de sus manos comenzó a viajar desde la pierna del contrario hasta llegar a inicios de aquella playera; introdujo su mano sintiendo la piel erizarse.

Se inclinó con suavidad uniendo sus labios con los de su pareja, siguiendo un ritmo lento y sutil. Poco a poco se fue introduciendo hasta sentir la calidez de su cavidad. Aquellos fuertes brazos pasaron por la nuca del mayor, enredando sus dedos en aquel sedoso y fino cabello.

Siguió su recorrido en la piel del rubio, subiendo la playera hasta retirarla y volver a conectarse, sus manos subieron poco a poco sintiendo la suavidad en sus palmas.
Sus labios comenzaron a bajar, dejando un recorrido de mordidas y besos, marcándole a su antojo y sin protesta.

Encontró aquel suave punto. Tan pequeño y rosa. No evitó el comenzar a lamer y absorber sin lastimarle, aquel cuerpo comenzó a reaccionar en suaves movimientos y cálidos suspiros.

Tan encantadores.

Sus manos viajaron más abajo, a inicios de aquel pantalón. Con agilidad quitó el botón comenzando a bajarlo hasta lograr retirarlo. Se quedó algunos segundos observando aquel cuerpo tan suave, fino y bien formado.

—Quiero hacerte un desastre, Steve.

Aquellas grandes manos bajaron a su propia cadera deslizando la última prenda logrando quitarla de su cuerpo, con timidez abrió más sus piernas dándole acceso.

—Entonces hazlo. Vuélveme un desastre.

NO ASÍ, NO TÚ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora