Capítulo 10.

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Los azules se clavaron en los cafés de su pareja, dejándole sentir como su cuerpo temblaba por lo que harían.

—Confía en mí.

Le sonrió con suavidad dando un pequeño asentimiento, tomó las manos de su pareja uniéndolas con las suyas, dejándolas a sus costados.

—Lo hago, confío en ti.

Se abrió más para él, permitiéndose sentir la piel caliente hacer contacto con la calidez que él sacaba.

El rubio sintió sus pieles separarse poco a poco, sintiendo un nuevo ardor y dolor proveniente de su cavidad. Cada parte de su cuerpo pudo sentirlo.

Apretó los ojos soltando suaves lágrimas, aprisionando más las manos del castaño.

—Tranquilo cariño, respira.

Sintió la humedad de los rojizos labios del contrario acunarse en su pecho y cuello, pequeños jadeos provenían de los dos.

El mayor se quedó quieto, permitiéndole a su pareja aceptarle y que se acostumbrara a su propio grosor.

—Muévete, por favor...

Los cafés se clavaron en los azules que se ocultaban en pequeñas lagunas que salían sin pena, obedeció sin dudarlo y movió sus caderas en un suave vaivén.

El pequeño palmeo se hizo presente con el paso de los segundos.

Tan apretado y húmedo.

Aceleró con el tiempo el ritmo, dejándose gustoso de los gemidos provenientes del rubio.

¿Quién le hubiera jurado que setenta años más tarde se sentiría más vivo que nunca en cuestión de minutos? se hubiese reído con levedad ante aquello.

Los gemidos fueron en aumento conforme el palmeo atacaba los firmes glúteos del mayor, su cuerpo se retorcía en busca de más contacto, de más sensaciones y de poder escuchar más el suave chapoteo que era provocado en cada entrada a su ser.

Entre los gemidos, jadeos y suspiros sonrió de forma suave, clavándose de nueva cuenta en los achocolatados del castaño; se sentía amado, querido y protegido en cada toque, caricia y beso dado por él.

—Mgh...

Levantó su espalda baja al sentirse atacado en cierta zona que desconocía, ahora se estaba volviendo adicto a ser sometido con ello. Los gemidos aumentaron más, siendo fuertes y gruesos conforme el tonificado cuerpo reaccionaba más y más.

—Espera, por favor...

Los jadeos fueron más constantes siendo los causantes de que la gruesa voz se distorsionara con deseo y pasión unida. El espeso líquido brotó sin pena alguna, siendo esparcido por el marcado abdomen del rubio; fue escurriéndose de forma lenta hasta tocar la sintética piel del sofá dejando que la posición se volviera pegajosa.

Se abrió más, buscando sentir la semilla ajena clavarse en el interior caliente y palpitante que lo proclamaba a gritos, no fue tanta la espera de lo ansiado; su interior se llenó sin problema y queja alguna.

Estaba en el extasis más grande de su vida, sus manos aflojaron las bronceadas dejando que las contracciones hicieran efecto con total libertad.

Hacer el amor era tan especial que volver a repetir las sensaciones sería fantástico.

Aquellos zafiros se clavaron en los cafés, siendo tan puros y profundos en su pedido que las palabras no necesitaron salir.

Una nueva ronda era bienvenida.

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¡Hola chuladas! lamento no haber escrito desde hace tiempo, pero mis días andan con pocos espacios libres y los que puedo aprovechar voy avanzando capítulos para ustedes. ❤️

Espero les guste, si algo no entienden de la historia no duden ponerlo en comentarios.

Besitos. 🌺

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