Capítulo 17.

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—¡Bien, comencemos!

Scott aplaudió con un entusiasmo renovado lo cual desconcertaba a la espía quien al parecer no era la única con aquello incrustado en el rostro, el rubio que estaba a su lado derecho le movió la mano que mantenía en su pecho gracias al cruce de brazos en señal de que no tomara tanta importancia.

—¿Estás seguro de esto, Scott?

—Sí, sí. Con el mantenimiento que le di y los conocimientos de Banner todo saldrá bien ¿qué podría salir mal? ¿convertirme en un sándwich de queso?

Levantó los hombros quitándole importancia al asunto y dejando a un capitán más confundido que antes, la vista de todos se clavó en el gran amigo verde quien sonreía emocionado y se movía cuál niño pequeño. Su mirar recorrió a los presentes y terminó de bufar al ver el reniego de dos.

—¡Oh, vamos! ¿podrían alegrarse un poco? viajará en el tiempo ¿conocen a alguien que haya hecho eso antes? no, nadie. ¡Revolucionaremos el mundo!

El ceño del capitán y de la espía se fruncieron haciendo que Banner bajara un poco los hombros y diera ligeros saltos en un intento de berrinche, terminó por quitar importancia al notar que no le seguían el mismo entusiasmo y terminó por centrarse en el hombre del frente quien le levantó los pulgares.

—¿Listo Scott? solo quiero que vayas y des una vuelta antes de regresar.

—Entendido, sí señor.

Imitó la pose de un soldado antes de colocarse el casco y sonreír con más entusiasmo que antes, el gran amigo levantó su izquierda mostrando tres dedos que con lentitud fue bajando hasta señalarle y dar con eso el inicio del primer viaje; Lang presionó un pequeño botón de su antebrazo dejando que luces de colores le envolvieran hasta desaparecer.

—¿Cuánto tiempo estará allá?

—Para él será una hora, para nosotros diez segundos y justo quedan cuatro, tres, dos, uno...

Banner presionó uno de los botones en el comando frente a él causando que el interior de la camioneta volviera a iluminar dejando ver el contorno de una persona que, al parecer, era más baja que Scott.

—¿Chicos? ¿Por qué los veo más altos?

Un adolescente de aproximado 15 años les vió con confusión y una pequeña pizca de miedo, Bruce no dudó en volver a encender la máquina para regresarlo y traerlo de nueva cuenta mostrándolo ahora como un bebé.

—¿Qué está pasando, Bruce? ¿Dónde está Scott?

—Está ahí.

—Sí, pero es un bebé. Scott ahora no debería ser un bebé.

Cuestionó el rubio que estaba comenzando a acercarse al pequeño pero debió detenerse cuando le vió ingresar de nueva cuenta a la máquina y aparecer ahora como un anciano, la espía bufó cansada de la situación terminando por cruzarse de brazos mientras veía al contrario.

—Bruce.

—Voy, voy.

Volvió a activar la máquina para regresarle y traerlo por última vez dejando ver al Scott que conocían, el capitán no tardó en acercarse para sostenerlo y examinarle con rapidez buscando algún defecto.

—¿Estás bien, Lang?

—Sí, capitán. Solo, necesito un baño. No sé si fue mi versión bebé o anciana quien ensució esto.

El rubio le soltó al par que retrocedía unos pasos dándole espacio al contrario para que se retirara del lugar, sus grandes manos se pasearon por su rostro en señal de frustración y terminó por girar sobre sus talones para ver al grandulón.

—¿Qué me ven? lo traje sano y salvo.

—Sí, pero no debía ir y venir en distintas versiones.

—Hago lo mejor que puedo, esto es incluso nuevo para mi.

Por aquel tono se percataron que la molestia estaba apareciendo en el contrario por lo que decidieron dejar las cosas en paz por el momento así que cada quien tomó un rumbo para relajarse; por su parte salió del piso donde estaban para asomarse por el amplio balcón que la torre poseía. Recargó sus antebrazos sobre el barandal inclinando así su cuerpo al frente dejándole en una posición relajada y casual.

Su vista recorrió el lugar y terminó por situarse a su costado con una sonrisa nostálgica.

¿Te alejarías si realmente te amo?

Mencionó aquel diálogo que dió inicio al amor más puro que pudo tener en su vida y que por situaciones de las mismas ya no estaba a su lado.

—No cuando también te amo, Steve.

Sorprendido giró sobre sus talones para ver detrás de él.

NO ASÍ, NO TÚ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora